El puente de Triana, con sus pintorescos pilotes de piedra y arcos metálicos, es uno de los monumentos sevillanos más fotografiados y quedará precioso en las fotos que saques en tus viajes a Sevilla. También es un sitio popular en el que las parejas proclaman su amor eterno.
Construido entre 1847 y 1852, es uno de los puentes de hierro más antiguos de España y cruza el río Guadalquivir. La estructura de 149 metros también se conoce como puente de Isabel II y conecta el centro de Sevilla con el barrio de Triana. Este puente sustituyó al puente de madera que construyeron los musulmanes en el siglo XII.
Dedica unos minutos a pasear por él y detente de vez en cuando para disfrutar de las vistas de la ciudad y del río. Mientras paseas por el puente, observa los candados encadenados a la barandilla. Estos candados los dejan las parejas que después tiran las llaves al río para simbolizar su unión eterna.
Cuando hayas llegado al otro lado, explora Triana, el antiguo barrio romaní y centro de la cultura flamenca de Sevilla. En Triana hay muchos bares de tapas y tiendas que venden cerámicas pintadas a mano. En la torre norte del puente se encuentra el Museo del Castillo San Jorge, que contiene los restos de un castillo, una antigua sede de la Inquisición.
Para apreciar más la arquitectura del puente, colócate a cualquier lado del río y observa la construcción de hierro. Tiene tres secciones y cada una consta de cinco arcos con varios círculos de hierro. Para verlo más de cerca desde el agua, haz un crucero en barco por el río para pasar por debajo de él. Vuelve al río por la noche para ver la orilla y el puente iluminados por las farolas.
El puente de Triana se encuentra a unos minutos a pie de algunas de las principales atracciones de Sevilla, como la Torre del Oro y la catedral. La zona está bien conectada por transporte público. También hay un aparcamiento subterráneo de pago bajo el paseo Cristóbal Colón y el Mercado de Triana.