10 parques nacionales en España que no te puedes perder

“España cuenta con una de las mejores redes de Parques Nacionales. 15 espacios naturales que se estrenaron con la declaración del primero de ellos en 1918. Fue el turno de los Picos de Europa. Se convertía en el segundo del mundo, tras la proclamación de Yellowstone en 1872. De esta manera, nuestro país era uno de los primeros en comprometerse con la necesidad de conservar los parajes naturales y la riqueza de su biodiversidad.

Naturaleza salvaje, belleza pura, espacios indómitos… ¿te gusta el contacto con la vida al aire libre, respirar aire puro y alejarte del mundo urbanita? En España tienes los destinos ideales para hacerlo. Volcanes majestuosos, paisajes lunares, glaciares, bosques, lagos, dunas, fondos marinos y enclaves ajenos a la mano del hombre.

Son solo algunas de las maravillas que se reparten por nuestra geografía. Te proponemos que nos acompañes en este recorrido por 10 de los Parques Nacionales de España que no debes perderte.

1. Parque Nacional del Teide
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Es sin duda una visita obligada si pasas por la isla canaria de Tenerife. El Parque Nacional del Teide es uno de los espacios naturales más excepcionales de la geografía española. El volcán es el pico más alto del país, con sus más de 3700 metros.

La subida por este espacio natural hasta llegar al parque te deparará una variedad espectacular de diferentes paisajes. No te prives de realizar algunos altos en el camino para contemplar la “sopa” de nubes que podrás avistar por debajo de tus pies, todavía en el ascenso por un bosque de pinos.

Pronto llegarás a las coladas. Es el paisaje lunar. No podía haber sido bautizado con mejor nombre. Los ríos de lava petrificada han quedado como testigos fascinantes, y a la vez un tanto inquietantes, sobre la fortaleza del titán que se encuentra dormido.

Las condiciones climáticas en esta zona son muy extremas y ello ha propiciado una flora muy rica y adaptada al medio. Su fauna, sobre todo invertebrada, está formada por más de 1400 especies. Muchas de ellas son endémicas y están consideradas de gran valor científico. El parque está declarado como Bien Natural por la UNESCO.

Aprovecha para subir en teleférico hasta los 3550 metros de altura y hacer a pie la última parte del ascenso al tercer volcán más alto del mundo.

Para saber más: Ruta por el parque nacional del Teide.

2. Parque Nacional de Doñana
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El Parque Nacional de Doñana es la mayor reserva de la biodiversidad de Europa. Con más de 120.000 hectáreas, su entorno es Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera. Es el lugar idóneo si te gusta disfrutar del avistamiento de pájaros. Es el lugar elegido por miles de aves que anidan, aprovechando un clima más benévolo, en su aventura migratoria.

Su extensión abarca a tres provincias del sur de España. Se extiende por tierras andaluzas de Huelva, Sevilla y Cádiz. Cada acceso es único y propone una ruta con paisajes y experiencias muy variadas.

Dunas móviles, playas salvajes, bosques de pino, marismas, rutas de senderismo, paseos a caballo, recorridos en 4×4 o deportes de aventura son algunas de las alternativas que puede experimentar el viajero que se acerque a Doñana.

La flora y la fauna son espectaculares, con una carga ecológica reforzada por el carácter endémico de muchas de sus especies. Este hecho refuerza el valor medio ambiental de este humedal que está considerado como el más importante del continente europeo.

El Parque Nacional de Doñana es el hogar de algunas especies en peligro de extinción. Es el caso del lince ibérico, la tortuga moro o el águila imperial ibérica. Con un poco de suerte podrás detectar la presencia de algún ejemplar y, solo con eso, el viaje ya habrá valido la pena.

La forma más sencilla de conseguir este avistamiento es concertando una visita a través de la única agencia autorizada oficialmente para dirigir la visita por la zona del Palacio del Rey. Se trata de Doñana Nature e incluye un recorrido por el hábitat del lince y una parada para el avistamiento de aves.

No te pierdas nuestro artículo sobre Doñana: Qué, cuándo y cómo visitar el parque nacional de Doñana.

3. Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido
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Nos vamos hasta el segundo parque nacional más antiguo de España. Está en el Pirineo Aragonés. Esta maravilla atesora reconocimientos de todo tipo: Parque Nacional, Reserva de la Biosfera, Geoparque, Zona de Especial Protección para las Av

es, Lugar de Importancia Comunitaria y, cómo no, Patrimonio de la Humanidad.

Hay que remontarse 10.000 años atrás para visualizar los orígenes del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Bajo el peso de medio kilómetro de hielo, fueron los glaciares los encargados de modelar este prodigioso espacio natural.

Un par de valles glaciares, dos cañones y una garganta se articulan a lo largo de Monte Perdido. Piensa en el hermoso colorido de sus bosques, en esos imponentes murallones calizos bañados de gris y ocre y en el sonido hechizante de las cascadas. El agua es una de las protagonistas indiscutibles del Parque Nacional de Ordesa. El 80% transita por su subsuelo. Sus lagos helados subterráneos resultan espectaculares.

Las alturas de Monte Perdido son el lugar elegido por especies que han logrado convertir el lugar en un santuario de la biodiversidad. La mitad de la flora del Pirineo está aquí, casi 1500 especies. Los grandes árboles han formado hermosos bosques.

En las cumbres se encuentran auténticos prodigios. Es el caso de las saxífragas, los silenes y las androsaces, que han conseguido sobrevivir en las grietas de la roca. Por supuesto que la fauna no se queda atrás con especies endémicas, como la rana pirenaica o el tritón, y animales valiosísimos como el urogallo o el quebrantahuesos.

El parque no organiza visitas guiadas. No obstante, posee una red de rutas con casi 400 kilómetros de senderos, muy bien señalizadas. Aprovecha el amanecer y el atardecer para disfrutar de los colores que el sol saca a la piedra.

No olvides que aquí las condiciones climáticas pueden cambiar con mucha rapidez. Procura ir bien preparado y estar informado sobre el tiempo que se espera en la zona para las horas de tu expedición.

Encuentra tu hotel en Torla, el pueblo más cercano a la entrada del parque nacional de Ordesa.

4. Picos de Europa
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Llegamos al Parque Nacional de los Picos de Europa, el pionero. En julio de 1918 era declarado como Parque Nacional de la Montaña de Covadonga. El nombramiento lo llevaba a cabo Alfonso XIII y la denominación pretendía rendir homenaje al lugar donde don Pelayo batalló por la Reconquista.

Su nombre actual se debe a la marinería. Estos macizos eran lo primero que avistaban cuando navegaban buscando la costa y para ellos se convirtieron en los “picos de Europa”.

Casi dos millones de visitantes pasan por el Parque Nacional cada año. Se adentran en un entorno geográfico único, territorio salvaje para lobos, osos o águilas. Esta orografía agreste de roca calcárea es una de las zonas montañosas más apreciadas de la Península Ibérica. Casi el 90% de sus mamíferos, más del 80% de los anfibios, casi el 65% de los reptiles y el 70% de las aves tienen presencia en el Parque nacional de los Picos de Europa.

El espacio protegido pasa de las 67.000 hectáreas y se extiende por tierras asturianas, leonesas y cántabras. Fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO y se ha convertido en uno de los ecosistemas más representativos del bosque atlántico. De hecho, se ha reconocido que alberga la formación caliza de mayores dimensiones de la Europa Atlántica.

Los caprichos geológicos encumbraron la zona hace 65 millones de años. Desde entonces, ríos y glaciares han hecho su trabajo esculpiendo un lugar cautivador: cimas escarpadas con nieves perpetuas, verdes apriscos, simas con más de un kilómetro de profundidad, lagos glaciares, desfiladeros, cuevas…

El acceso más asequible puedes realizarlo desde Cangas de Onís. Si buscas encontrarte con el rey de los macizos, el Naranjo de Bulnes, cuentas con tres rutas. La más fácil se inicia en la mayada de Carnero.

Por la zona asturiana tendrás comunicación con los lagos de Covadonga. Desde Cantabria se llega a otro sitio emblemático, Fuente dé. Por último, en León está la ruta más practicada por los aficionados al senderismo, la garganta del río Cares.

5. Parque Nacional de Monfragüe
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El Parque Nacional de Monfragüe es un santuario cacereño de la ornitología. De hecho, ha sido distinguido con el título de Zona de Especial Protección para las Aves. Además es uno de los espacios salvajes mejor conservados del continente europeo.

Miles de turistas llegan cada año atraídos por la belleza de sus parajes, su fauna y una calidad de cielos que lo convierten en el lugar perfecto para la observación de estrellas. Esta última cualidad le ha valido una proposición para la consecución del sello de calidad de la Fundación Starlight.

Se trata de un movimiento internacional en Defensa del Cielo Nocturno y el Derecho a la Luz de las Estrellas. Así que nadie que pase por esta Reserva de la Biosfera, bañada por el Tajo y el Tiétar y que se extiende desde Trujillo a Plasencia, puede perderse el espectáculo que supone la contemplación de su cielo por la noche.

Sus innumerables rutas de senderismo te mostrarán todos los tesoros que albergan sus 18.000 hectáreas. Además de su explosiva naturaleza, hogar de especies rapaces como el buitre negro, la historia también ocupa un lugar destacado en esta aventura.

Debes incluir en tu agenda una visita al Castillo de Monfragüe. Las impresionantes vistas hacen que merezca la pena la caminata. Por si esto fuera poco, a su abrigo encontrarás un imponente conjunto de pinturas rupestres. Están datadas entre el Epipaleolítico y la Edad de Hierro. Es decir, estarás contemplando arte de entre 9000 y 2500 años de antigüedad.

Como último consejo, si eres amante de las aves, no dejes pasar la ocasión de llegar hasta el Salto del Gitano. Se trata de un acantilado sobre el río que ofrece unas vistas impagables. Podrás disfrutar del avistamiento de agrupaciones de buitres negros, leonados, águilas imperiales… los verás planeando o descansando en sus nidos.

6. Parque Nacional de Timanfaya
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¿Alguna vez quisiste viajar a Marte? Esta puede ser una experiencia que te acerque bastante a lo que puede ser el planeta rojo. En Lanzarote te espera el Parque Nacional de Timanfaya o, como lo llaman los lugareños, las Montañas de Fuego.

Más de una veintena de volcanes siembran un paisaje dramático y abrupto que te dejará sin respiración. Hay un paisaje volcánico para cada gusto. Están bautizados con nombres tan peculiares como la Montaña Rajada o la Caldera del Calzoncillo. No te puedes imaginar las tonalidades que el sol arranca a estos parajes cuando llega el momento del ocaso.

La visita al Parque Nacional de Timanfaya no da lugar a tomarse un respiro. Las emociones vienen y van conforme avanzas por la ruta de la carretera LZ-67. Te quedas sin resuello en lugares como el Valle de la Tranquilidad. Aquí el silencio es ensordecedor. Ni siquiera el viento es capaz de adentrarse en esta tierra.

No te quedes solo con la fascinación que provocan los volcanes. Procura fijarte en los líquenes, que han conseguido encontrar su sitio y lograr un protagonismo fascinante en estas superficies batidas por los vientos alisios.

Además también podrás disfrutar de las obras de arte de César Manrique. Nadie pudo haber integrado de una manera tan magistral las instalaciones para el turismo con un paisaje tan rotundo.

Caminarás sobre la lava y verás que, bajo tus pies, late con potencia un león dormido. La temperatura es tan elevada que el restaurante del parque cocina su barbacoa en un horno natural.

El paisaje de Timanfaya ha permanecido inalterable desde 1824, fecha de la última gran erupción que sacó a la luz toda esa tierra nueva y que supuso una catástrofe para muchos pueblos de la isla que quedaron sepultados por la lava. Un paseo por este parque es tomar conciencia de la verdadera fuerza de la naturaleza.

Mucho más sobre Lanzarote en este artículo y, por supuesto, aquí te dejamos el enlace para encontrar tu viaje a Lanzarote con vuelo y hotel.

7. Sierra Nevada
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Para visitar el Parque Nacional de Sierra Nevada

tienes que bajar hasta Andalucía. Las provincias de Granada y Almería se reparten este espacio que se encuentra ubicado dentro de una extensión más grande considerada Parque Natural.

En este macizo montañoso existen 20 tres miles, pero el más importante es el Mulhacén. Con sus casi 3500 metros es el pico más alto de la Península Ibérica y el segundo de España, solo superado por el Teide.

Para los que aman el montañismo, tendréis el placer de poder encontraros con alguna del medio centenar de lagunas de alta montaña que se distribuyen por la sierra.

Este parque nacional tiene la peculiaridad de resultar muy atractivo para los deportistas. Esquí, deportes de nieve, parapente, senderismo, alpinismo, snowbording, montañismo, escalada, ciclismo de montaña, etc. Se disfruta muy bien de todas las opciones gracias a un clima muy benévolo.

Hay que tener en cuenta dos datos importantes, dentro del espacio natural se encuentra la estación de esquí más al sur de Europa, a menos de una hora de la playa; y es un puerto de montaña muy apreciado por los ciclistas de todo el mundo. De hecho, la Vuelta Ciclista a España incluye la subida a Sierra Nevada como parte de su recorrido.

Sus 86.000 hectáreas plagadas de vida le han valido el título de Reserva de la Biosfera. Alberga notables instalaciones dedicadas a la investigación y la conservación de especies, en un área que presenta el mayor endemismo de Europa y de toda el área mediterránea.

Tienes la oportunidad de adentrarte en un territorio que posee el mayor grado de biodiversidad de flora en España. Casi 2500 especies de plantas de alta montaña, bosques de hojas caducas y matorral mediterráneo. 80 de estas especies son endémicas. A esta riqueza hay que sumar las casi 300 especies de vertebrados y más de 17.000 invertebrados. Unos 300 también son exclusivos de la zona.

Si te apetece disfrutar de una jornada más relajada y que te permita recorrer rincones bellísimos y descubrir fauna y flora autóctona, una excursión a caballo será perfecta para ti.

8. Cabrera
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Hasta abril de 2019, este espacio natural estaba compuesto por la isla balear de Cabrera y un conjunto de islotes. Prácticamente se trataba de uno de los parques nacionales más pequeños. Sin embargo, su ampliación en abril lo ha convertido en el mayor de España y en uno de los más grandes del Mediterráneo Occidental.

Ahora ostenta el nombre de Parque Nacional Marítimo-Terrestre del Archipiélago de Cabrera y ha multiplicado por ocho su extensión. Ello ha hecho que las aguas de su entorno hayan entrado a formar parte del conjunto y aporten la riqueza de sus fondos a esta zona única.

Cabrera se sitúa al sur de Mallorca, cerca de la Colonia de Sant Jordi y puedes llegar hasta el parque nacional a través de un servicio de barcas turísticas. Si deseas acercarte con tu propia embarcación tendrás que pedir autorización. También habrás de hacerlo si tu intención es fondear.

Si lo tuyo es el submarinismo estás de enhorabuena. Con la anexión del entorno marino podrás disfrutar de una experiencia inmersiva de lo más emocionante. Debes estar atento y dirigirte al Centro de Interpretación del Parque. Aquí es donde organizan la jornada de buceo.

No te demores porque la excursión submarina solo se realiza en verano y a unas horas muy concretas de la mañana, por lo que si te duermes en los laureles podrías llegar cuando el cupo esté cubierto. No te puedes perder esta experiencia. Piensa que el 90% de la superficie del parque corresponde a estos fondos marinos.

Praderas de posidonias, esponjas, obladas, estrellas de mar, nacras, salpas, salmonetes reales, morenas, congrios, enormes meros… una cantidad de vida imposible de enumerar. Según la Fundación Aquae, “la fauna marina se compone de más de 500 especies, con 113 especies de briozoos, 22 de moluscos, 25 de crustáceos, 87 de esponjas y 214 especies diferentes de peces, lo que convierte al parque en el espacio de mayor biodiversidad íctica de todo el Mediterráneo”. No te pierdas el avistamiento de delfines y ballenas.

Reserva un rato para hacer una escapada y realizar algunas visitas de otro carácter. Te recomendamos el Castillo, desde donde podrás contemplar toda la Cordillera de la Tramuntana; el Faro de L’Enciola, una construcción del siglo XIX y a más de 100 metros sobre el nivel del mar, ideal para contemplar un horizonte espectacular y avistar aves marinas; o una ascensión a Na Picamosques, el punto más alto de la isla.

9. Islas Atlánticas de Galicia
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Una hilera formada por islas y pequeños islotes se extienden de norte a sur encarándose a las Rías Baixas gallegas. A ello se une un entorno marítimo que, junto a las ínsulas, conforma el Parque Nacional de las Islas Atlánticas.

Un cuarteto de archipiélagos de picos y cimas rocosas que se encumbran desde los fondos marinos. Allí abajo se encuentra toda una cordillera que dota a Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada de un clima único. Esto ha contribuido a que el ecosistema de la zona haya alcanzado un enorme valor ecológico.

Al oeste nos topamos con una zona de escarpados acantilados y duras pendientes. La roca está acostumbrada al brutal oleaje, vientos sobrecogedores y violentos temporales. Sin embargo, en la parte opuesta, de cara a las rías, las corrientes llegan domadas. Ellas son las encargadas de depositar arenas finísimas que componen hermosas playas de aguas tranquilas y transparentes.

Las Islas Atlánticas son el ejemplo vivo de la contraposición. Peñascos, acantilados, playas, calas, arrecifes, rompientes… un paisaje vivo que sigue cambiando por la acción del viento y el mar.

El parque nacional cuenta con la clasificación de Zona de Especial Protección de Aves. Solo tienes que buscar el lugar apropiado para disfrutar del bullicio de vida que se refugia en los acantilados. Cormoranes y alcatraces son las especies más prolijas.

Desde Vigo y Pontevedra puedes programarte las salidas para ver las islas. Te encontrarás con algunas playas de arena blanca que, si el tiempo acompaña, te recordarán ciertas localizaciones caribeñas.

Para los senderistas, los cuatro archipiélagos resultarán un paraíso. Merece la pena recorrer estos lugares a pie. Disfrutarás mucho de la orografía y las especies vegetales y animales de una zona extraordinariamente impactante.

Elige sin pensarlo más tuhotel con encanto en Vigoy aprovecha tus vacaciones al máximo.

10. Sierra de Guadarrama
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La Sierra de Guadarrama pasó a ser distinguida como parque nacional en 2013. Se extiende por tierras de Madrid y Segovia y posee una extensión de unas 30.000 hectáreas. Ha tardado mucho en conseguir la calificación pero, en la actualidad, ya es un espacio protegido.

No se merece menos. El Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama se caracteriza por presentar nada más y nada menos que 11 ecosistemas diferentes. Además, en este espacio natural se dan cita el 40% de las especies españolas y el 18% de las de Europa.

Los amigos de la fauna ibérica tienen aquí una oportunidad única para la observación de algunos de los animales más representativos de nuestra geografía. En este hábitat se mueve el gato montés, el lobo, distintas rapaces, zorros, jabalíes, gamos, tejones, ciervos y cabras montesas, entre otras muchas especies de interés.

Puedes realizar algunas rutas interesantes, como la de La Pedriza. Es una de las más famosas de la sierra, sobre todo para los que practican la escalada. Además, es zona de merenderos, por lo que se puede disfrutar de un paisaje encantador y pasar un rato tomando algo.

El Puerto de Canencia tiene cotas más bajas. Esta es la razón por la que es una zona menos concurrida. Aprovecha esta ventaja para poder disfrutar del entorno sin tanto trasiego, a tu aire y sin masificación.

La Peña del Oso es el lugar idóneo si deseas realizar una ascensión desde Segovia. También es un lugar al que acuden menos visitantes y eso te da la oportunidad de poder avistar a más especies de la fauna del lugar.

Como puedes ver, la Red de Parques Nacionales de España ofrece opciones para todos los gustos. Solo tienes que elegir tu destino y disfrutar de una escapada que, en cualquier caso, siempre merecerá la pena.”