Escapadas de Semana Santa por España

“Se acercan las vacaciones y es imposible no pensar en llevar a cabo algún plan de escapada de Semana Santa, aprovechando que el buen tiempo se acerca, las capas de ropa que llevamos encima se reducen y las ganas de descansar nunca se marchan del todo.

Si hay un lugar del mundo donde vivir con intensidad esta festividad, ese es España, pues está plagada de tradiciones fuertemente arraigadas, una gastronomía típica excelente y un clima amable que hace las delicias de todos. En Expedia te proponemos algunas ideas para que no te quedes este año plantado en casa y con ganas de hacer ese viaje que tanto necesitabas.

Pasión y misterio en las calles de Sevilla
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El olor del incienso, el repiqueteo de los tambores, el sabor de unas torrijas recién hechas, el esfuerzo de los costaleros, el caminar de los penitentes, el balanceo del palio y la belleza de la capital hispalense. Es imposible imaginar Sevilla sin su Semana Santa y las pasiones que levanta.

La Semana Santa sevillana es la más conocida de España y, posiblemente, también de todo el mundo. Considerada Fiesta de Interés Turístico Internacional, durante estos días, la ciudad cambia sus rutinas y se vuelca en esta celebración.

El centro histórico se convierte en el escenario perfecto para ver desfilar procesiones tan importantes y conocidas, esperadas y queridas como La Macarena, El Cachorro, La Pasión, San Bernardo o El Cristo del Gran Poder. Tal es la intensidad con la que se sienten estos días, que visitantes y locales parecen hacer la vida en la calle, por lo que es imprescindible elegir bien qué se quiere ver y asumir que son días de carreras y de ir de un lado a otro -como el resto de los que allí se han congregado-, por lo que, lo mejor es ir con bastante tiempo de antelación.

El caso de La Madrugá es muy especial, pues es el momento más esperado de la Semana Santa hispalense: es una noche convertida en día. Toda la ciudad está despierta cuando debería de estar dormida. Todos quieren ver pasar El Silencio, El Gran Poder, La Macarena, El Calvario, Esperanza de Triana y Los Gitanos. Los mejores sitios y más solicitados para no perderse nada son los balcones, pero solo se puede acceder a ellos si se tiene un conocido o se está dispuesto a pagar un elevado alquiler.

Málaga: una de saeta y otra de espeto
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Lo primero que hay que saber de la Semana Santa malagueña es que en sus procesiones se portan tronos y no pasos. Es importante no confundirlos, pues, entre otras cosas, los primeros suelen ser de mayor tamaño y son cargados por “hombres de honor”, quienes meten su hombro debajo de los varales -piezas de metal o madera de varios metros de longitud que sobresalen del trono-.

Además de estar considerada Fiesta de Interés Nacional, la Semana Santa Malagueña cuenta, también, con el incuestionable atractivo de la playa. Si eres de los que se chiflan por las procesiones; las bandas de música y el sonido de una saeta, pero, solamente si todo eso va bien aderezado con irse a pegarse un baño, relajarse bajo el sol y tomarse una cervecita en un chiringuito, Málaga es la elección perfecta.

Puedes dedicar las mañanas a hacer turismo, un poquito de playa, un paseo por la calle Larios, visitar la Alcazaba, el Teatro Romano, el Mercado de las Atarazanas y algunos de sus muchos e interesantes museos. Y, al llegar la tarde, es momento de ir en busca de los mejores lugares para ver desde los lugares más privilegiados las procesiones más queridas por los malagueños.

Una de ellas es La Virgen de La Paloma, a la que, en una ocasión se le posó una paloma en la mano y permaneció allí todo el recorrido hasta su encierro en la Iglesia. Desde entonces, la imagen lleva una talla de este animal en la mano y se sueltan palomas a su paso por las calles malagueñas. Un lugar “privilegiado” para verla es la llamada Tribuna de los Pobres, unas escaleras a la entrada de Calle Carretería.

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Austeridad y almendras garrapiñadas por Zamora
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Sobriedad, silencio y austeridad. La Semana Santa de Zamora, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional -y candidata a Patrimonio de la Humanidad- es, de alguna manera, la antítesis de la que se vive en ciudades como Málaga y Sevilla.

Procesiones nocturnas, calles empedradas y tambores que imitan el sonido fúnebre de los entierros. Puede sonar lúgubre, pero la realidad es que lo que se vive es una auténtica fiesta. Tanto es así, que una de sus procesiones más importantes sale a las 5 de la mañana y es conocida como “La Procesión de los Borrachos”, aunque bien podría llamarse, también, “Procesión de las Almendras Garrapiñadas”, pues sus 5.000 cofrades las reparten entre los asistentes.

Son muchos los momentos que destacan en la Semana Grande de Zamora, pero si hay un momento al que debería de ser obligatorio asistir, ése es el Juramento del Silencio, en la Plaza de la Catedral, que tiene lugar el Miércoles Santo por la tarde. Unos cantos gregorianos entonan el Miserere, cuando el desfile de La Procesión del Yacente llega a la plaza de Viriato y tiene lugar uno de los pocos momentos en que se rompe el silencio de la noche zamorana.

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