Qué ver en Copenhague

“Una lánguida sirena de bronce que mira impertérrita las aguas del Mar Báltico es la eterna imagen de Copenhague, la capital de Dinamarca. La figura apenas mide un metro, pero acumula diariamente interminables filas de visitantes que quieren retratarse junto a la protagonista de uno de los cuentos infantiles más conocidos del autor Hans Christian Andersen, nacido en 1805 en esta ciudad. Se trata de un homenaje a aquél que dedicó su vida a escribir algunos de los relatos más célebres hoy en día y que están basados en tradiciones locales.

Pero, además de esperar pacientemente y, casi seguro, con un frío que pela, frente a la sirénida imagen, para poder conseguir una foto con ella, en Copenhague podrás descubrir que existe una interesante oferta cultural que será mejor no perderse.

Copenhague es una de esas ciudades que se ha puesto de moda. El mundo escandinavo atrae cada vez y más y somos más capaces de hacer frente a sus gélidas temperaturas invernales a cambio de esa maravillosa experiencia que esperamos tener durante nuestra estancia. Es por eso que en Expedia te queremos facilitar la búsqueda de esos detalles que hacen que viajar merezca la pena y te damos algunas pistas sobre qué hacer en el hogar terrestre de la sirena más famosa y triste del mundo.

Descubrir su fabulosa nueva arquitectura
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Si eres de los que disfrutan recorriendo las calles a pie o a golpe de pedaleo, estás de suerte, pues una de las mejores cosas de la ciudad es que se puede callejear toda ella andando o en bicicleta y, así, poder descubrir la presencia de curiosos edificios vanguardistas, como el Palacio de la Ópera o el Axel Towers, un edificio compuesto por varios cilindros.

Christiania, un casi lugar fuera de la Unión Europea
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Si hay una visita que llama poderosamente la atención de todos los que llegan hasta Copenhague, esa es precisamente La Ciudad Libre de Christiania. Se trata de un espacio autogobernado y que se proclama independiente de Dinamarca y, por tanto, de la Unión Europea; ubicado en el barrio de Christianshavn.

La comuna, que cuenta con casi 1.000 vecinos, fue establecida en noviembre de 1971, cuando un grupo de personas derribó una valla en unos barracones militares que habían quedado abandonados, con la intención de buscar un terreno en el que sus hijos pudieran jugar.

Impredecible, colorida y libre de impuestos, es el segundo lugar más visitado de todo el país. Es recomendable recorrerla sin prisa, sin prejuicio, pero también con ojo, ya que existen una serie de normas de la comunidad que conviene leer antes de entrar.

El Nyhavn o “puerto nuevo”
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Los buscadores de hacer fotografías que parecen auténticas postales tienen un destino claro al que dirigirse: el Nyhavn. Frecuentado a todas horas por foráneos y locales, en él se aúna la historia, la gastronomía, el ocio y la vida nocturna de la ciudad.

Su nombre significa, literalmente, “puerto nuevo” y se trata de un barrio con una antigua mala reputación, pues alrededor de ese canal habitaban marineros y prostitutas, allá por el siglo XVII. Actualmente, sigue siendo una de las zonas más transitadas de la urbe, gracias sus numerosos bares y cafés, pero, ahora, es un lugar perfectamente seguro y en el que las coloridas fachadas de las casas dotan a este paseo marítimo de una destacable belleza.

El pintoresco canal, con pasado comercial, sirvió, también, de hogar al escritor Hans Christian Andersen, pues durante una buena parte de su vida vivió en varias casas de este barrio, concretamente en las que se ubican en los números 18 y 20. De hecho, fue allí donde escribió otra de sus famosas obras: La Princesa y el Guisante.

Tivoli Gardens
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Entre los meses de abril y septiembre, cuando el clima comienza a ser algo más bondadoso, o en Navidad, aprovechando el espíritu de esa época del año; un buen plan es visitar los Jardines Tivoli, un parque de atracciones vintage que fue inaugurado en el año 1843 y que incluye numerosas atracciones, como montañas rusas, pero que, también, es un recinto que acoge todo tipo de exposiciones o conciertos.

Tivoli mantiene aún su aspecto original y recibe alrededor de 4 millones de visitantes al año, siendo, así, la principal atracción turística de todo el país.

Una ciudad palaciega
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Aquellos que busquen la parte más monumental de cualquier ciudad y poder regodearse en su esplendor y belleza, pueden estar tranquilos, pues Copenhague también es una tierra de palacios y castillos.

El Castillo de Rosenborg, por ejemplo, es un imprescindible, pues fue la residencia de verano del rey Cristian IV de Dinamarca y, a día de hoy, es sede de un museo sobre, evidentemente, la monarquía danesa.

Justo frente al castillo se encuentra The King’s Garden, unos espacios ajardinados que se establecieron en el siglo XVII como los jardines privados de Rosenborg y que, si el tiempo acompaña, son un lugar ideal para hacer un picnic o pasear con calma. En el centro del parque se encuentra una estatua dedicada, cómo no, al más famoso de los escritores locales.

Si Rosenborg era la residencia veraniega real, el rococó Palacio Amalienborg es la de invierno. Diariamente se puede ser testigo del cambio de guardia, quienes comienzan su marcha desde los cuarteles, pasan por el Castillo de Rosenborg y, a las 12:00 en punto, acaban frente a las puertas del Palacio de Amalienborg.

¿Un paseo en barco?
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Si el canal no está congelado, algo que suele ocurrir en invierno, un buen plan es dar un paseo en barco, recorriendo todo Nyhavn y otros muchos lugares de interés de la ciudad. Además, desde allí también salen varias embarcaciones a islas cercanas a la capital danesa, por si te animas a salir de la ciudad y surcar el Báltico. Quizás tengas suerte y, entre las olas, puedas ver alguna sirena nadando.

¿Te han entrado ganas de viajar? Pues no lo dudes más y elige tu hotel en Copenhage para disfrutar de una escapada perfecta.”