By Expedia Team, on December 19, 2019

Qué ver en Bérgamo

Somewhere in the North of Italy, se lee en la pantalla cuando da comienzo Call me by your name, estrenada en el 2018. Ese norte de Italia es, en realidad, la región de Lombardía, cuya capital es Milán. Y, aunque la historia transcurre sin que sus protagonistas pongan un pie en suelo milanés, desde Expedia te recomendamos que no lo dejes pasar por alto y dediques una parte del tiempo de tu viaje a conocer esta ciudad. Otra excursión imprescindible es ir a conocer el Lago Como, uno de los más grandes de toda Italia y que está rodeado por pueblecitos tan encantadores como Bellagio, Varenna, Tremezzo o Menaggio.

Pero lo mejor será dejar ambas experiencias para el final, alquilar un coche y aprovechar la cercanía a ambos lugares. Nuestro viaje se centra, realmente, en las dos ciudades de Bérgamo. Sí, en plural, porque, en realidad, se trata de dos ciudades condensadas en una: la Ciudad Baja -la Città Bassa– y la Ciudad Alta -la Città Alta-, con su casco histórico rodeado por una muralla al más puro estilo medieval.

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Lo cierto es que la parte turística se encuentra en la parte alta, por lo que tu visita concentrará un mayor tiempo en las alturas que ofrece la colina. Ambas, la Alta y la , están unidas por dos funiculares que sirven para salvar las empinadas cuestas a las que habría que enfrentarse en su ausencia. El más utilizado de los dos es el que conecta la Piazzetta San Giacomo con la Piazza Mercato delle Scarpe.

El breve trayecto en este pequeño transporte tirado por un cable de acero deja, en poco menos de cinco minutos, al pasajero en el interior de las Murallas Vénetas, que datan del siglo XVI y son Patrimonio de la Humanidad.

Dichas murallas nos recuerdan que hubo un tiempo en que Venecia fue dueña y señora de este lugar, un emplazamiento estratégico clave en territorio lombardo.

Una vez allí arriba, lo mejor es dejar que nuestros pies, que se han librado de empinadas y agotadoras cuestas, nos lleven a conocer las adoquinadas y medievales calles de la Ciudad Alta, pues es allí donde la esencia de Bérgamo cobra sentido.

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La hiedra que recubre las paredes de piedra de casas gremiales y palacetes, las plazas e iglesias hacen que uno se olvide de que ha llegado hasta ahí arriba en un funicular y que ha dejado en la Ciudad Baja los coches, semáforos y el tráfico. Como si, en vez de en un teleférico, hubieras viajado en una pequeña máquina del tiempo.

Allí arriba, la Piazza Vecchia sigue siendo uno de los lugares de encuentro desde hace siglos. En ella se encuentran algunos edificios de gran belleza como el Palazzo della Ragione, la Torre Cívica, la fuente Contarini o el Palazzo Nuovo.

El Campanone es la Torre Cívica, símbolo de la ciudad y portador de la campana más grande de toda Lombardía. Actualmente, aún suena cien veces junto a sus compañeras a las diez de la noche, como recuerdo de aquellos días en los que esa era la hora a la que se cerraban las puertas de la muralla. Desde las dos plantas panorámicas de la torre se puede obtener una maravillosa panorámica de la ciudad con la silueta de los Alpes, al fondo, rasgando el cielo.

Otro lugar desde el que se puede obtener una magnífica vista de la ciudad es desde los jardines de la mole fortificada que supone la Rocca.

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Un verdadero paseo por la Ciudad Alta no estará finalizado hasta que no se visiten algunos de sus lugares clave como la basílica de Santa Maria Maggiore, originaria del siglo XII y que es el principal monumento de la ciudad debido a su alto valor artístico e histórico. Su construcción, en 1137, fue un acto de agradecimiento, pues una terrible epidemia de peste golpeó la ciudad y los bergamascos juraron a la Virgen dedicarle una iglesia si los protegía. Todo apunta a que así fue. En un angosto rincón de dicha basílica se encuentra la Capilla Colleoni, que puede presumir de su fuerza artística y cromática.

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Merece la pena ir a ver la monumental Porta de San Giacomo, una de las cuatro puertas que quedan abiertas en la muralla y justo el lugar en el que finalizaba el camino que llegaba desde la vecina ciudad de Milán.

Llena de lugares entrañables y plagados de historia, lo mejor es callejear sin rumbo por la Ciudad Alta. Solamente así, descubrirás la ciudad “a tu manera” y encontrarás algún rinconcito que no aparece en las guías. Aunque, asegúrate de que ese recorrido pase por la Via Gombito, llena de locales tiendas y restaurantes.

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Hablando de restaurantes -estamos en Italia, siempre se termina hablando de comida-, uno de los platos típicos de la Ciudad es la Polenta e Osei: un bizcocho borracho con ron, cubierto de mazapán y azúcar amarillo, relleno de crema y chocolate, y decorado con unos pajaritos hechos de mazapán y chocolate. El mejor sitio donde probarlo es la pastelería Nessi.

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Por otro lado, en la Ciudad Alta se inventó uno de los helados más famosos de todos los que existen: el de stracciatella. Según cuentan, fue en La Marianna, una pastelería/heladería en Largo Colle Aperto, 4.

Los amantes de este sabor no deberían necesitar más excusas para comenzar a buscar hoteles en Bérgamo y planear un viaje. Un paseo por sus calles medievales, observando las grandes construcciones de la ciudad, sus imponentes torres y majestuosos palacetes mientras comes tu helado favorito bien lo vale. ¿O no?

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