By Expedia Team, on November 25, 2019

Qué hacer en Estocolmo

Estocolmo es una de esas ciudades a las que le han adjudicado el apellido de la Venecia del Norte. Como ocurre con Brujas, Amsterdam o San Petersburgo. Pese al apelativo, la capital sueca posee una entidad propia con la que puede destacar, de sobra, sin tener que acudir a posibles y minúsculas semejanzas con otras ciudades.

Por eso, en Expedia, queremos hacer que te olvides de todas esas veces que escuchaste cómo la comparaban con la cuna de Marco Polo y que descubras, de nuestra mano, algunas de las maravillas que encontrarás asomándote a este lado del Báltico, un mar que, debido a su baja salinidad, suele congelarse en invierno y sobre el que se puede caminar.

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Situada sobre un archipiélago de 14 islas unidas por 57 puentes, Estocolmo es una preciosa ciudad fluvial de la que, por mucho que se haya dicho o escrito, parece nunca ser suficiente. A pesar de sus poco amigables temperaturas durante el larguísimo invierno nórdico, con sus correspondientes poquísimas horas de luz solar al día, es una urbe a la que todos quieren ir y, después, siempre volver. Viaja a Estocolmo de la mano de Expedia.

Para muchos, Suecia es un país aspiracional en muchos aspectos. Y la belleza de Estocolmo podría ser, sin duda, uno de ellos, pues está considerada como una de las capitales más bonitas de Europa. Basta con ver un atardecer desde el parque de Ivar Los, en la isla de Södermalm, con sus verdes colinas, para darse cuenta de que la ciudad tiene la capacidad de enamorar a cualquiera.

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Es en Gamla Stan, la ciudad vieja, donde se puede apreciar, verdaderamente, el pasado de Estocolmo. Otros cientos de turistas estarán, también, haciendo lo propio mientras recorren sus entrañables tiendecillas, almuerzan en sus restaurantes o eligen cualquiera de los hoteles del centro como alojamiento, con la intención de no perderse nada de lo que ocurre entre sus preciosas calles. Además, para aquellos que asocien los lugares fríos con ciudades apagadas, sus coloridas fachadas de colores confirman que las bajas temperaturas no ha de ser razón para estar gris.

Uno de los puntos más atractivos de la ciudad se encuentra justo en Gamla Stan. Se trata del impactante Palacio Real, símbolo inequívoco de la monarquía sueca y que sirve de residencia oficial para dicha familia real. Se le conoce como el Palacio de las Tres Coronas, por las agujas de su torre central. El fortín consta, además, de cuatro fachadas que sirven como representación de los cuatro valores más importantes de la nación a ojos monárquicos: La realeza, la nación, la Reina y el Rey.

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También la Catedral de Estocolmo es uno de sus enclaves más ilustres. Conocida como Storkyrkan -Gran Iglesia- o Sankt Nikolai kyrka -Iglesia de San Nicolás-, se ubica en el mismo barrio que el Palacio Real y es la iglesia más antigua de la ciudad. Su estilo original es el gótico, pues data del siglo XIII, aunque su fachada fue remodelada durante época barroca.

Gamla Stan es uno de los barrios medievales mejor conservados de Europa. Fue justo ahí donde comenzó a tejerse la ciudad, allá por el año 1252. Sus adoquinadas calles, como Västerlånggatan y Österlånggatan, las dos principales, nos llevarán hasta el conocido Museo Nobel, donde se otorgan los famosísimos Premios Nobel, o hasta Stortorget, la plaza más antigua y fotografiada del lugar.

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Aquellos que disfruten de las ciudades paseándolas o en bicicleta, están de suerte, pues Estocolmo es una de esas urbes que son más agradables al recorrerlas así, pues las vías peatonales y carriles bici se extienden por toda la ciudad. Un buen par de zapatillas, ropa preparada para el clima que toque ese día y a echarse a las calles con la intención de estar abierto a todo lo que pueda ofrecer.

Si, en cambio, el metro va a ser el mejor aliado de este viaje, también el buen gusto hará acto de presencia, pues su diseño ha conseguido que sea considerado uno de los más sorprendentes de toda Europa. Y con un billete de metro es suficiente para realizar este viaje por el arte subterráneo. Para comprobarlo, basta con hacer una parada en las estaciones de T-Centralen, con infinitas enredaderas y escenas cotidianas sobre techos y muros. En Kungsträdgarden, una de las más alabadas de toda la galería. O en Grotto, donde la inspiración marina sirve para convertirla en uno de los metros más originales de la ciudad. El viajero se sentirá, durante su estancia bajo tierra, más bien, bajo el mar, pues la luz y murales nos hacen sentir justo así. Y del agua al fuego, pues también la línea roja pinta sus paredes de vivos colores primarios. Por otro lado, si hay un nostálgico de los videojuegos ochenteros entre los presentes, Thorildsplan, en la línea verde, es la parada obligatoria en la que hacer una escala.

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Estocolmo es, sin duda, una adicta al diseño y al buen gusto. Y nosotros también queremos serlo. Por eso, nuestros pasos han de llevarnos a los barrios de moda Östermalm y Norrmalm. Se trata de las zonas por excelencia de compras, con infinidad de boutiques y tiendas de diseñadores. O a Söderlman, antiguamente obrero y de pescadores que, ahora, ha mutado en el barrio de moda. Allí, uno no puede irse sin hacer una parada en alguna de sus muchas galerías, cafés, restaurantes y tiendas que nos confirman, una vez más, que eso del buen gusto sueco no es solo una leyenda urbana.”