Las pinturas de Monet alrededor del mundo
“Una vuelta al mundo entre las obras de Monet: 15 cuadros extraordinarios, de las amapolas a los nenúfares, para conocer al padre del impresionismo.
Claude Monet se dedicó al arte desde muy joven y desarrolló un estilo pictórico personal e inmediatamente reconocible. En 1873, cuando expuso algunos de sus cuadros en París junto a sus amigos Renoir, Sisley, Pissarro, Degas y Prins, el término “impresionista” se creó a propósito para él, y es él quien mejor lo encarna. Un ánimo taciturno y solitario, a veces iracundo, pronto se convirtió en el icono de todo un movimiento artístico que recurría a algunos conceptos fundamentales: la pintura debía ser, siempre que fuese posible, una representación de la realidad. Con la naturaleza como fuente principal de inspiración, pintar en plein air (es decir, al aire libre) era, por consiguiente, una necesidad: solo así era posible registrar inmediatamente en el lienzo la impresión visual que transmitía un ambiente en un momento preciso y determinado.
Los estudios de Monet sobre la incidencia de la luz, sobre todo, los reflejos en el agua y en las superficies en general, fueron tan minuciosos e insistentes que hubo quien lo definió como “científico del color“. Pero más que científico fue, ante todo, un poeta. Esta pequeña selección de obras de Monet puede ayudarnos a comprenderlo.
### 1. Mujer en el jardín
El recorrido empieza en las espléndidas galerías del Hermitage de San Petersburgo con Mujer en el jardín, una de las primeras obras impresionistas de Monet. El cuadro data de 1867 y, además de ser uno de sus primeros trabajos realizados totalmente en plein air, es uno de los mejores ejemplos de esa técnica. Su fuerza expresiva reside sobre todo en la reproducción enfática de la luz del mediodía, cuyo brillo cegador se resalta con el vestido blanquísimo de la mujer retratada en la parte izquierda del cuadro, además de en el equilibrio de la composición, que en las obras de Monet asume siempre un papel principal.
Mujer en el jardín, Claude Monet. http://www.arthermitage.org/Claude-Monet/Woman-in-the-Garden-Sainte-Adresse.html, dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=155850
### 2. Portal con niebla matutina
Entre 1890 y 1895, Monet se centra de forma cada vez más rigurosa en el estudio de la luz y de la expresión pictórica de sus efectos. En esta fase, el artista elige algunos temas específicos que reproduce en serie, variando solo las condiciones atmosféricas, la hora del día y, a veces, la estación. El ciclo de la catedral de Rouen es precisamente uno de los resultados de este estudio: Monet reproduce, decenas de veces, la fachada de la catedral de Rouen, cuyos elementos arquitectónicos, al crear elaborados diseños de luces y sombras, la hacían un objeto idóneo para su proyecto. Su obra Portal con niebla matutina, expuesta en el Museo Folkwang de Essen, en Alemania, es solo uno de los numerosos lienzos dedicados a la catedral que hoy revalorizan colecciones públicas y privadas de todo el mundo.
### 3. Las amapolas
Francia fue la patria de Monet, y lo sigue siendo hoy en día: los museos de París son las instituciones que albergan el mayor número de obras que llevan la firma del padre del impresionismo. A este respecto, la colección del Museo de Orsay es probablemente la más rica. Un buen punto de partida es Las amapolas, uno de los cuadros más famosos del mundo en el que Monet pinta un amplio campo de amapolas en Argenteuil, localidad al norte de París a donde el pintor se mudó con su familia en 1871. La atmósfera vibrante de una soleada tarde de verano parece salir del lienzo, donde destaca un magnífico paisaje en el que los personajes que lo atraviesan no son retratos, sino siluetas que pasan a formar parte de la naturaleza.
Las amapolas, Claude Monet. The Yorck Project: 10.000 Meisterwerke der Malerei. DVD-ROM, 2002. ISBN 3936122202. Distribuido por DIRECTMEDIA Publishing GmbH, dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=155867
### 4. Camille en su lecho de muerte
Quizá no sea una de las obras más famosas de Monet, pero hay que admitir que este cuadro, que vuelve a estar expuesto en el Museo de Orsay, encierra algo extraordinario. Sí, podemos decir que también es un poco macabro, pero cuando Claude Monet quiso ver por última vez a su mujer, Camille, muerta después de una larga enfermedad con tan solo 32 años, el deseo de fijar para siempre en el lienzo su última imagen fue para el pintor algo natural e instintivo. Lo más desconcertante son las tonalidades que, en un remolino de violetas, grises y azules, difuminan las facciones de la mujer. También en esta ocasión Monet se centra en los colores: esta vez no en la naturaleza de un paisaje, sino en la representación de la muerte y del dolor humanos.
### 5. Almuerzo sobre la hierba
El título de este cuadro podría recordarnos la famosísima obra maestra preimpresionista de Édouard Manet, en la que efectivamente se inspira este lienzo. Después de pasar las vacaciones de Semana Santa en Chailly de Refusés junto a sus amigos Bazille, Sisley y Renoir, Monet decide realizar un gran cuadro que ilustrase un pícnic en el bosque de Fontainebleau. El proyecto era importante: concebido originalmente como un lienzo de 6 × 4 metros, tenía que realizarse en parte en plein air y representar figuras humanas de tamaño real para conseguir un resultado final que habría superado, en realismo, el Almuerzo sobre la hierba de Manet. A pesar de sus esfuerzos y de sus nobles intenciones, Monet nunca llegó a completar la obra, de la que hoy solo se conserva una parte (de unos 2 × 2 metros), expuesta en el Museo de Orsay.
### 6. La urraca
Nadie en la historia del arte ha sabido pintar la nieve como Monet. En 1867, el pintor realizó el primer ciclo de paisajes invernales pintados enteramente al aire libre, al que pertenece La urraca, que hoy se puede ver en el Museo de Orsay. La pintura tenía que realizarse rigurosamente en plein air y el gusto por la soledad, junto a la increíble resistencia a la hora de soportar las inclemencias de la naturaleza, hicieron que Monet nunca traicionase este principio, ni siquiera durante los inviernos más duros. En La urraca se respira todo el silencio y la inmovilidad glacial de una mañana de invierno cualquiera que, con la pintura, Monet transforma en una inolvidable poesía visual.
La urraca, Claude Monet. rQGnadHwK8lSmg en Google Cultural Institute, nivel de zoom máximo, dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=21856725
### 7. Nenúfares
El tema de los nenúfares fue la última gran obsesión de Monet; inspirándose en el estanque de su jardín de Giverny, los pintó en infinitas variantes durante unos 26 años. Al igual que en el caso de la serie sobre la catedral de Rouen, los lienzos dedicados a los nenúfares están repartidos por el mundo, pero la obra maestra de esta serie suele considerarse el maravilloso cuadro Nenúfares del Museo de la Orangerie, que Georges Clémenceau encargó a Monet para la decoración de las dos salas ovales de esta galería. Se trata del testamento de Monet y, quizás, de su mejor obra, ya que logra reunir armoniosamente el deseo de realizar un gran cuadro decorativo junto a la naturalidad de la pintura en plein air. El pintor André Masson definió la Orangerie como “la capilla Sixtina del impresionismo“. ¿Se te ocurre un apelativo mejor?
Los nenúfares de Monet en la sala oval del Museo de la Orangerie. I, Sailko, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=47311155
### 8. Impresión, sol naciente
Entre todos los cuadros expuestos en la muestra de la Sociedad Anónima de Pintores, Escultores y Grabadores (asociación que en 1873 fundaron Monet, Renoir, Sisley, Pissarro, Degas y Prins), Impresión, sol naciente de Monet fue la obra que dio nombre al que, a partir de 1874, se definiría como movimiento impresionista. En el cuadro se representa una imagen del puerto de El Havre al amanecer, en una escena velada de violeta en la que todos los elementos pierden los contornos y, a la vez, los volúmenes. Solo el sol se mantiene quieto y diáfano, como un ojo brillante, en el cielo neblinoso de Monet. La obra se conserva en el Museo Marmottan de París y es un buen ejemplo de todas las características más destacadas de esta revolucionaria escuela pictórica: la atención científica por la incidencia de la luz, el uso del color como medio para lograr efectos ópticos, el empleo de numerosas pinceladas pequeñas, la pasión por los reflejos, y la importancia de la pintura en plein air y de la búsqueda de la inspiración poética que produce el contacto directo con la naturaleza.
No dudes en viajar a Parísa tu encuentro con las obras de arte más características de Monet.
Impresión, sol naciente, Claude Monet. Base de datos artística, dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=23750619
### 9. La Pointe de la Hève, Sainte-Adresse
La importancia del agua en la pintura de Monet resulta ya evidente con los paisajes marinos de la década de 1860, a los cuales pertenece La Pointe de la Hève, Sainte-Adresse. La obra forma parte de la colección impresionista de la Galería Nacional de Londres y revela ya todas las particularidades y características distintivas de la pintura de Monet, que en aquella época contaba con tan solo 24 años. En el cuadro destacan su capacidad de observación y de organización compositiva, junto con su particular técnica de ejecución, personal y bien reconocible: en una naturaleza tenue y melancólica, las pinceladas pequeñas y vivaces resultan ser muy eficaces para reproducir las olas -que casi parecen moverse bajo la pequeña barca de madera- y la playa, una extensión de numerosos guijarros de colores que se extienden por el lienzo como un rico mosaico.
### 10. La Grenouillère
La Grenouillère era un famoso establecimiento junto al río Sena, muy popular entre la alta sociedad de París, que iba allí a pasear o darse un baño. En 1868, Renoir lo elige como lugar predilecto para sus cuadros en plein air y, al año siguiente, Monet se une a él. El fruto de aquella sesión pictórica es el lienzo llamado La Grenouillère, que hoy se expone en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Al igual que en El río (realizado en 1867), aunque haya presentes figuras humanas, Monet se centra en reproducir los reflejos en el agua por medio de pinceladas amplias y veloces. Aunque el resultado final sea de altísimo nivel, El almuerzo de los remeros de Renoir es la máxima expresión de este tema: no en vano, Monet estaba destinado a alejarse cada vez más de la dimensión humana para sumergirse en la de la naturaleza.
### 11. Palacio Ducal de Venecia
En la obra de Monet hay muchísimas series. Entre las de carácter arquitectónico destaca, además del ciclo de la catedral de Rouen, el grupo de cuadros en los que se representan los palacios de Venecia, que Monet visitó entre 1908 y 1909. Para el pintor, se trataba de la ciudad impresionista por excelencia: arquitecturas con perfiles elegantes que se elevan y se reflejan en el agua…. ¿Podía haber algo mejor para sus estudios? En el Museo Brooklyn de Nueva York se puede ver una de las obras más bonitas dedicadas a este tema.
### 12. Nenúfares y puente japonés
En 1883, Monet se traslada con su familia a Giverny, una pequeña localidad de Normandía en la que vivirá hasta su muerte y que será testigo de su pequeño reino impresionista hecho de paz y naturaleza. En 1891, a partir de una desviación del río Epte, el pintor crea en su terreno un estanque dotado de un pequeño puente japonés: no hay ningún otro lugar en la historia del arte que se haya estudiado con tanta minuciosidad como el estanque de Giverny, que Monet reprodujo desde numerosos ángulos en muchísimas variantes. Una de las más conocidas, además de los Nenúfares del Museo de la Orangerie, es el lienzo que hoy se conserva en el Museo de Arte de la Universidad de Princeton.
Nenúfares y puente japonés, detalle. Claude Monet. the-athenaeum.org, dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=5749305
### 13. Casas del Parlamento al atardecer
Igual que sucedió con Venecia, también Londres ejerció una cierta fascinación en Monet, que transcurrió allí los inviernos entre 1899 y 1901. En este período realiza los ciclos pictóricos dedicados al Támesis, que comprenden al menos 100 vistas diferentes del río (algunas desde el puente de Waterloo, otras con el Parlamento visto desde el hospital Saint Thomas). En la Galería Nacional de Arte de Washington están expuestas varias obras de Monet: además de catedrales, nenúfares y diversos paisajes naturales, pueden verse las preciosas Casas del Parlamento al atardecer, uno de los cuadros más bonitos dedicados al símbolo arquitectónico de Londres.
Casas del Parlamento al atardecer, Claude Monet. Foto digital del usuario: Postdlf, dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=11872903
### 14. El río
El río, pintado en 1868 y expuesto actualmente en el Instituto de Arte de Chicago, es una obra importante en la producción de Monet. En él, el mundo del agua, al que ya se había dedicado en los anteriores paisajes marinos, experimenta una transformación decisiva porque el protagonista absoluto del cuadro es, oficialmente, el reflejo. Cada pincelada de este lienzo está destinada a reproducir a la perfección los reflejos en el agua que, indefinidos y fugaces, contribuyen a dar a la imagen una sensación de inmediatez. Se trata del primer gran homenaje de Monet a la instantaneidad de la percepción.
### 15. Almiares (atardecer, efecto de nieve)
Al igual que la serie de las catedrales de Rouen, la de los almiares puede considerarse un verdadero experimento científico. En este caso Monet también pintó numerosos lienzos (entre los que se encuentra el del Instituto de Arte de Chicago) en un gran número de variantes para representar almiares en diversas condiciones lumínicas, a horas diferentes del día y en las distintas estaciones. La sencillez de las formas de los objetos representados permite al artista centrarse como nunca antes en la modulación de la luz y de los efectos que esta crea en las superficies. A diferencia de los ciclos dedicados a obras arquitectónicas, la serie de los almiares se considera uno de los máximos resultados obtenidos de la conexión, íntima y total, entre Monet y la naturaleza.
Almiares (atardecer, efecto de nieve), Claude Monet. Escaneado de Stuckey, Charles F., Claude Monet 1840-1926, 1995, coeditado por el Instituto de Arte de Chicago y Thames and Hudson, dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=4376073
Foto de portada: Monet, nenúfares y nubes, I, Sailko, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=47311181“
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