By Expedia Team, on November 12, 2019

Qué ver en Biarritz

“Ubicada en el País Vasco francés, en el sudoeste de la vecina Francia, Biarritz lleva desde el siglo XIX acostumbrada a ser un preciado objeto de deseo por parte de los turistas.

Elegante e histórica, fue ciudad balneario desde época decimonónica y el lugar de veraneo favorito de la española Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III. Fue ella quien consiguió que Biarritz acabara convirtiéndose en la ciudad más de moda en el sur francés. Y fue moldeada, prácticamente, a su antojo.

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Mucho antes de que la emperatriz pusiera sus intereses estivales en Biarritz, hasta el siglo XVIII, se trataba de un pequeño puerto ballenero. De hecho, aún conserva algunas de las casetas de aquellos pescadores que faenaban en la zona, llamadas crampottes. Muchas de ellas han sido reconvertidas en restaurantes que ofrecen una exquisita carta de pescados y mariscos.

A día de hoy, no solo los más pudientes y usuarios de los balnearios viajan hasta esta costera ciudad para ponerse en remojo, sino que los amantes del surf la han convertido en un importantísimo destino para aquellos intrépidos que quieren ser capaces de domesticar el océano, erguidos sobre él. Pero el surf no es una casualidad en Biarritz, pues dicen que fue justo allí donde este deporte desembarcó -o embarcó- en Europa por primera vez, hace ya más de 60 años. Por eso, es misión imposible hablar de la capital del País Vasco francés sin hacer alusión al surf, aquí se trata de un asunto transversal, parte de la idiosincrasia ya del lugar, ejemplo de su dinamismo y que se ha convertido en una de las fuentes de riqueza más importantes de la región. En Biarritz, este deporte es como una religión.

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Evidentemente, no solo de burbujeantes aguas, arena y sal vive Biarritz, sino que la ciudad se ha transformado en un verdadero atractivo para turistas franceses y españoles -gracias a su cercanía con la frontera con España-.

Si Biarritz fue y es el destino preferido de alta burguesía y surferos, ahora, también, será el tuyo. En Expedia estamos seguros de ello, por eso, te damos algunas ideas para disfrutar de ella como si de un auténtico biarrot se tratase.

Nada como empezar por el centro de la ciudad para tomar conciencia del lugar en el que uno se encuentra y merodear por los alrededores del Casino, un magnífico ejemplo de arquitectura Art Decó, imperante en la ciudad. El edificio fue construido en 1929 y cuya obra finalizó unas pocas semanas antes de la gran crisis de la bolsa mundial. Desde su terraza se tienen unas preciosas vistas de la playa y de los alrededores. Frente a él, la Grande Plage, uno de los arenales más concurridos por surfistas, bañistas, paseantes y que, durante los meses de verano, está salpicada por los coloridos toldos de rayas de colores que hacen las veces de casetas.

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Biarritz no es una ciudad grande, pero, a pesar de ello, cuenta con una gran cantidad de puntos interesantes para ser visitados. Como el famoso y majestuoso Hotel Du Palais, que fue la residencia de verano de la emperatriz Eugenia, de cuya construcción se encargó su esposo, Napoleón III, seguramente a petición de su mujer. Actualmente, es uno de los alojamientos más solicitados de la ciudad, pero siempre podrás acercarte a tomar el té rodeado de extravagante decoración aburguesada.

Y es que la influencia de dicha emperatriz llegó a tal nivel que se le dio su nombre a la Iglesia de Santa Eugenia, una construcción neogótica de finales del siglo XIX.

Aquellos que han puesto a prueba su adrenalina, surfeando sobre las olas de las playas de Biarritz coinciden en que no hay mejor lugar para ello que La Côte des Basques, una bonita playa abrazada por impresionantes acantilados.

La vida gira alrededor del mar en Biarritz, también a nivel cultural, evidentemente. Por eso, dos de sus museos están dedicados en exclusiva a él: El Museo del Mar y la Cité de l’Océan inaugurada en 2011, un espacio lúdico y científico, cuya finalidad es entender mejor los misterios de los mares.

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Para aquellos que prefieren no pasar el día en remojo, Biarritz ofrece una interesante amalgama de ambientes y paseos, o promenades. Un buen ejemplo de ello es el paseo marítimo que llega hasta el faro de la Pointe Saint Martin, que custodia el horizonte encaramado en la cima de una colina, desde donde las vistas de la costa francesa son más que imponentes.

Le Rocher de la Vierge es otro de los emblemas de la ciudad. Formada por una blanca estatua en la que la Virgen y el Niño observan el mar desde lo alto de una escarpada y sobresaliente formación rocosa. Desde allí, el atardecer se muestra extraordinario. La roca está atravesada por un pequeño puente peatonal de hierro que fue construido en 1887 por Gustav Eiffel. Fueron los marineros quienes erigieron la figura, allá por el año 1865, con la intención de que sumada a la mística luz que emana de la roca, según dicen, los protegiera de posibles naufragios.

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Y es que, sabedores de la importancia del mar en Biarritz, la mayoría de atracciones se encuentran junto a él. Algo que es de agradecer, pues no hay persona en el mundo que se canse de tener vistas al océano. Tal vez por eso, la mayoría de los hoteles en Biarritz se sitúan muy cerca de la línea costera. Para que el privilegio de poder contemplarlo u olerlo esté presente, también, a la hora de elegir el alojamiento perfecto.”