Gijón: 10 cosas imprescindibles
“Brindar con unas sidrinas
Dicen que Poca sidra fae falta pa apagar una gran sed, de ahí que se beba en pequeñas cantidades o culines. Escanciada desde lo alto, tiene que beberse de una sola vez y lanzar el poso sobrante al suelo. Para aprender a beber y escanciar sidra como un asturiano nada mejor que acudir a algún llagar, local en donde se produce esta bebida tradicional elaborada con manzanas, normalmente parecido a un merendero. En La Galana (Plaza Mayor, 10) puedes acompañar cada trago de un ambiente genial.
Escanciando sidra courtesy © 2006 Infoasturias – José Suárez Asturias Turismo Photo
Comer cachopo
Está claro que el norte es de buen comer. Asturias es el templo de deliciosos platos de los que el rey indiscutible es el cachopo, dos finos filetes de ternera empanados y rellenos de jamón y queso. Date un homenaje en el Restaurante Sidrería La Tropical (Av de Rufo García Rendueles, 3).
En bici por la ciudad
El encanto de Gijón se vive también en bicicleta. Recorrer su carril bici hasta el puerto deportivo es una auténtica delicia. En Ciclos Esplendor (C/ La Merced 11 Esquina Francisco Martínez Marina) puedes alquilar una y pasar el día pedaleando y descubriendo la ciudad.
A la playa en bicicleta courtesy ©2013 Manuel Creative Commons/Flick
Visitar el Jardín Botánico Atlántico
Para perderse en un bosque de vegetación boreal sólo hay que ir a las afueras de Gijón. En el Jardín Botánico (Av. del Jardín Botánico) se han recreado los paisajes del arco atlántico norte con especies como abedules, abetos rojos, sauces o hayas. Este maravilloso entorno ofrece además sus Noches Mágicas con conciertos y otras iniciativas ideales para un plan diferente.
Botánico de Gijón courtesy © 2008 Juanjo Minor Creative Commons/Flick
Dedicar tiempo al arte
Cada esquina de Gijón rebosa de arte, fíjate bien en su street art al más puro estilo de Banksy. Existen museos y galerías de arte muy distintas, y para descubrir el sorprendente activismo por las nuevas vanguardias nada mejor que visitar la Laboral Centro de Arte y Creación Industrial (Los Prados, 121). También es una buena ocasión para conocer a dos de los grandes artistas asturianos en el museo dedicado a Nicanor Piñole (Plaza de Europa, 28) y en la Fundación Museo Evaristo Valle (Camino Cabueñes, 261), un verdadero motor en la vida cultural gijonesa.
courtesy © Fotografía archivo fundación Museo Evaristo Valle
Curiosear sus tiendas
Gijón está repleto de curiosos negocios y tiendas tradicionales. Párate a mirar libros y tómate un café en La librería Central (Calle de San Bernardo, 31) y si eres más alternativo, busca vinilos en Paradiso (Calle de la Merced, 28). Pero si lo que te gusta son los planes de domingo, disfruta de música en directo en el Mercado del Museo del Ferrocarril (Plaza Estación del Norte, s/n) mientras descubres baratijas, productos ecológicos y tu lado más vintage.
Enamorarse de Cimadevilla
La pequeña península de Cimadevilla es la perla de Gijón. Este antiguo barrio de pescadores guarda un olor a mar inconfundible. Alternativo y desenfadado, su vida bulle de noche en locales en donde escuchar buena música: si te va el jazz, pásate por El Patio de la Favorita (Ezcurdia, 4). De día, no olvides contemplar a la estatua de Don Pelayo, ni tampoco descubrir quien era Jovellanos, pasear por la Plaza Mayor y quedarte maravillado ante la colegiata de San Julián Bautista.
Saborear la mar
Como buena ciudad marinera, los restaurantes de marisco abundan en sus calles. En La Zamorana (Avenida de los Hermanos Felgueroso, 38-40) puedes subir a las nubes probando un centollo del cantábrico y el bugre o bogavante. En cambio, si te llama la atención la cocina de fusión, Auga (Calle de Claudio Alvargonzález, s/n) es una excelente alternativa. Con el sabor de su tapa de erizos de mar te zambullirás en el Atlántico.
Tomar el sol en la playa de San Lorenzo
Hay que aprovechar al máximo los tímidos rayos de sol del norte. Puedes hacerlo a pocos pasos del centro de la ciudad en la emblemática playa de Poniente o en la de San Lorenzo. Paralela a esta última, discurre el paseo del Muro de San Lorenzo que se extiende hacia el este en la senda litoral del Cervigón y lleva hacia las playas del Rinconín y de Peñarrubia.
Elogiar al horizonte
El paisaje que se observa desde lo alto del cerro de Santa Catalina es imprescindible. Aquí se disfruta de la mejor vista del Cantábrico fundiendo sus azules aguas a lo lejos con el cielo. Por esta razón Chillida dedicó su particular obra a este espectáculo natural con el Elogio del Horizonte (Calle Camín de la Fontica, s/n), una descomunal escultura, que al situarte bajo la misma se oye el mágico eco del romper de las olas.
Elogio del Horizonte courtesy ©2010 Dibus y Deabus Creative Commons/Flickr
Fotografía de portada: Escultura en el paseo marítimo de Gijón. Escultura Gijón courtesy © 2015 Michel Curi Creative Commons/Flickr”
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