By Expedia Team, on February 4, 2019

Ruta artística por Toledo

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A menos de una hora en tren de Madrid te espera la vieja Toledo, una ciudad cargada de Historia y Cultura. Viajar a tierras toledanas es proponerse una inmersión en el tiempo. Cruzarás las fronteras que marcan los relojes para descubrir los secretos de una urbe legendaria, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1986.

Una aproximación histórica
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Mucho queda de aquella Toledo adusta y cerrada, de laberínticas callejuelas sombrías e inacabables muros forjados en dura piedra. Entre esos callejones se respira la historia de una ciudad que un día fue capital de España, por designios imperiales de Carlos I.

Es bajo su mandato cuando se realizan algunas de las construcciones más importantes de la villa toledana. Destacan el Hospital de la Santa Cruz, el famoso Alcázar de Toledo, la Puerta Nueva de Bisagra y una miríada de pequeños edificios religiosos. Todos ellos destacan por la exquisitez de su concepción plateresca.

La consideración real no duró mucho, ya que el hijo del monarca, el también rey Felipe II, decidió trasladar la corte a tierras madrileñas. Allí se encontraba más cerca de El Escorial, donde había proyectado su gran monasterio faraónico.

Al margen de las andaduras monárquicas de reyes católicos, la urbe se había convertido en un espacio de convivencia para cristianos, judíos y musulmanes. Aún hoy se la conoce como la “Ciudad de las Tres Culturas” y es referente de valores como la tolerancia y el respeto a la diversidad, aunque a algunos se les olvide la expulsión de los judíos sefardíes por los Reyes Católicos.

En esas estamos cuando aparece en escena, allá por 1577, un sobresaliente artista. Tan genial como presuntuoso y altivo, El Greco llegó con la idea de convertirse en el pintor de cámara de Felipe II. No consiguió su propósito, al rey mojigato sus obras le parecieron más humanas que divinas y las rechazó de pleno.

El artista quedó, sin embargo, atado a Toledo para el resto de su vida. En este punto te proponemos una visita a esta ciudad maravillosa, donde se conservan tantas y tantas paradas en lugares por los que se desenvolvió el genio.

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Tras los pasos del Greco
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Lo cierto es que poco se sabe, a ciencia cierta, de la vida del pintor en la ciudad castellana. Ya venía de lugares como Roma y Venecia, donde su arte había contado con mecenazgos como el de la Casa Farnesio.

Sin embargo, su trascurrir por esta ciudad española no está bien documentado. Casi todo lo que se tiene, son pruebas documentales de las disputas del Greco con quienes les encargaban alguna obra. ¿La razón?: generalmente el incumplimiento del pago acordado por su trabajo.

Dejemos ese apunte ahí y digamos que, enfrentado a muchos, Doménikos Theotokópoulos decidió empadronarse en la ciudad del Tajo. Toledo llegó a formar parte de su vida hasta su último día.

### Sus primeras obras

No puedes perderte las primeras pinturas que motivaron la llegada a la ciudad de nuestro ilustre hilo conductor. Fueron un encargo del hijo del deán de la Catedral de Toledo. Debía trabajar en el Convento de Santo Domingo el Antiguo.

El edificio, del siglo VI, cuenta con distintas remodelaciones. La arquitectura resalta por su sencillez mudéjar y cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural. En este espacio debía dejar su impronta en el retablo mayor y dos laterales del edificio.

En su interior se conserva un trío de piezas originales: San Juan Bautista, el Evangelista y la Resurrección de Cristo. Se da el caso de que es en el monasterio donde, años más tardes, recibieron sepultura los restos mortales del Greco.

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Pero, no adelantemos acontecimientos y pasemos al segundo encargo de Luis de Castilla. Se trataba de pintar El Expolio, un cuadro que honraría a la sacristía de la catedral. Allí, supuestamente, se custodiaba una valiosa reliquia: un pedacito del manto que llevaba el mismísimo Jesucristo antes de ser crucificado.

La visión de estos lienzos permiten descubrir un talento maduro. Se imponen la intensidad y la acidez de la pigmentación, así como una rotunda seguridad a la hora de distribuir el espacio.

El dominio de los claro-oscuros y la concepción de las figuras muestran a un artista soberbio. Está convencido de su técnica, donde las representaciones humanas se elongan y se hacen etéreas en unas composiciones plenas de dinamismo y vida.

No pocos problemas tuvo con el estamento catedralicio para cobrar su estipendio. A pesar de ello, la calidad de su trabajo le sirvió para que surgieran nuevas oportunidades de plasmar su arte.

Llegaron de la mano de la clase alta, quien acogió su raro talento para que inmortalizara sus retratos y trabajara en iglesias y capillas que auspiciaban. De esta época es una de sus mayores producciones, El Entierro del Señor de Orgaz.

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### La Casa del Greco

Posiblemente sea esta la época en que se traslada a vivir a una de las propiedades del marqués de Villena. Hay que advertir de que no existe ninguna seguridad de dónde estuvo ubicada la verdadera residencia del pintor.

En la actualidad puedes visitar el Museo del Greco, también conocido como la Casa del Greco. Sin embargo, este inmueble se compró a principios del siglo XX. Su ubicación estaba muy cerca de la vivienda que albergó al manierista y que se perdió en un incendio.

El edificio de la Judería fue restaurado y ornamentado con enseres de la época. Aquí se expone una colección de sus obras: El Apostolado, los retratos de los Covarrubias, El Redentor o Vista y Plano de Toledo.

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### El Barrio de la Judería

Aprovechando la ubicación del museo, es el momento de pasear por una de las zonas históricas más importantes de Toledo, su Barrio de la Judería. Aquí residieron los judíos más ricos de la ciudad hasta el momento de su expulsión.

Resulta una tarea agradable para el viajero ir buscando los azulejos hebreos que se hallan a lo largo del recorrido. Servían para delimitar el perímetro de la Judería, en cuyo interior aún encontramos esas casas y palacios que nos dan una idea del estamento que la comunidad sefardí ocupaba en la sociedad de la época.

Visita imprescindible es la que debes hacer a la Sinagoga de Santa María La Blanca, una belleza del siglo XII. Exquisitamente elaborada por dentro, sus pilares y arcos le dan ese aire típico de mezquita. Hoy pertenece a la iglesia, aunque no se practica el culto y está abierta al público.

Descubrir Toledo
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Como viajero debes saber que Toledo es una ciudad que predispone a que cada turista diseñe su propia ruta. Todas diferentes, en función del caminante, pero todas con algo en común, la figura alargada y la mirada onírica de aquel griego extraordinario y hedonista.

No te prives de perderte por sus calles, incluso salir de sus angostos trazados y admirar las vistas de la ciudad desde la otra orilla del Tajo. Piensa que esto es solo una propuesta. Una escapada toledana será siempre una apuesta segura para esas vacaciones culturales que no decepcionan.No esperes más y encuentra un hotel a tu medida en Toledo. O si prefieres alojarte en Madrid, ¡existen cientos de opciones! Busca ahora tu hotel en Madrid.”