By Expedia Team, on February 11, 2019

La antigua Venecia: un paseo entre arte y arquitectura

Te proponemos un paseo por la antigua Venecia, entre arte y arquitectura, para descubrir la magia de su siglo de oro.

Además, conoce nuestros 10 lugares imprescindibles de Venecia.

### “El mundo nuevo” de Giandomenico Tiepolo

Para entrar a fondo en el ambiente que reinaba en la ciudad de la laguna hacia finales del siglo XVIII, quizá la imagen más emblemática sea la representada en el fresco El mundo nuevo (1791) de Giandomenico Tiepolo, hijo del famoso Giambattista. El cuadro, que hoy está expuesto en Ca’ Rezzonico, el espléndido palacio con vistas al Canal Grande que alberga en su interior el Museo del Settecento Veneziano, representa una pequeña multitud de curiosos, nobles y plebeyos que espera poder observar las maravillosas proyecciones de una “linterna mágica”, atracción fantástica y efímera de la civilización moderna. El tema del cuadro está cargado de la premonición del final inherente de un mundo y de la curiosidad por conocer los avances del futuro. Una amarga metáfora de los tiempos que corrían, bajo la mirada desencantada de los dos pintores, padre e hijo, retratados de perfil a la derecha.

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Giandomenico Tiepolo, El mundo nuevo, 1791, fresco arrancado con la técnica del strappo de Villa di Zianigo (pórtico). Venecia, Ca’ Rezzonico, Museo del Settecento Veneziano. Cortesía de © Fondazione Musei Civici di Venezia

### La plaza de San Marcos, el salón más bello de Europa

El siglo de oro de la “Serenísima” estaba, de hecho, llegando a su ocaso. En ese momento, el declive político era evidente: la potencia naval de antaño era solo un recuerdo y su papel en el escenario europeo, cada vez más marginal. El golpe de gracia lo da Napoleón en 1797 con la cesión de Venecia a Austria. Sin embargo, ni el propio Bonaparte, que definió la plaza de San Marcos como “el salón más bello de Europa”, fue inmune al encanto de la ciudad.

### Una época dorada

Durante todo el Settecento (siglo XVIII), la ciudad vive un extraordinario periodo de boato y frivolidad. Venecia, capital de la diversión y la cultura gracias a la libertad de pensamiento que garantizaban las autoridades locales frente a la intromisión de la iglesia, atrae a un gran número de visitantes y es el destino predilecto de las grandes giras de escritores y literatos europeos, como Goethe y Théophile Gautier. El carnaval, las fiestas, los vestidos pomposos, los galanteos y las grandes figuras, como Canaletto, Guardi y Tiepolo en la pintura, Canova en la escultura, Vivaldi en la música y Goldoni en el teatro, han contribuido a crear el mito veneciano que hoy en día sigue atrayendo a visitantes de todo el mundo.

Los encargos públicos y privados contribuyeron a dotar a palacios, iglesias y edificios de tal número de obras de arte que el gobierno decidió hacer un inventario del rico patrimonio por temor a que acabase en el extranjero. El cuadro que mejor da una idea de la percepción que la ciudad tenía de sí misma en aquella época es Neptuno ofreciendo regalos a Venecia (1745-50), obra de Giovanni Battista Tiepolo para el palacio Ducal (plaza de San Marcos 1, tel. 0039 041 2715911), que está expuesto en la Sala de las Cuatro Puertas. De la cornucopia de la divinidad se derraman perlas, corales y monedas de oro que caen a los pies de la dama, que representa la “Serenísima”.

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Giambattista Tiepolo, Venecia y Neptuno (1745-1750), Sala de las Cuatro Puertas, palacio Ducal de Venecia. Cortesía de © Fondazione Musei Civici di Venezia

Poco después, un joven cantero proveniente del interior llega a Venecia para formarse allí. Canova estudia diseño en la Academia y trabaja en el taller de Torretti. En 1779 el magistrado Pietro Vettor Pisani le encarga la realización de un grupo escultórico y de ahí surge la espléndida Dédalo e Ícaro, que hoy se puede admirar en el Museo Correr (plaza de San Marcos 52) después de que un heredero de la familia lo donase a la ciudad de Venecia en 1875. Se dice que, gracias al dinero obtenido por la venta de la obra, el artista logró reunir los fondos suficientes para pagarse el viaje a Roma.

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Antonio Canova, Dédalo e Ícaro, 1779, Venecia, Museo Correr. Cortesía de © Fondazione Musei Civici di Venezia

### Cafés y teatros de época

La vida frívola del Settecento se desenvolvía entre los locales de moda, como el histórico Caffè Florian (plaza de San Marcos 57), inaugurado en 1720 y aún abierto al público hoy en día, las representaciones en los 18 teatros que había en la ciudad en aquella época, los conciertos y las fiestas en el piso principal de los palacios. Entre ellos, el palacio Malipiero (Campo San Samuele, San Marcos), el precioso edificio con vistas al Canal Grande cuyo anfitrión era el senador Alvise, un gran amante de las fiestas: entre los invitados habituales se encontraban Giacomo Casanova y Carlo Goldoni.

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En sus Memorias, Carlo Goldoni escribe: “Nací en Venecia en 1707, en una casa bonita y grande, situada entre el puente de Nomboli y el de la Donna onesta, en la esquina con la calle de Ca’ Centanni, en la parroquia de Santo Tomás”. Actualmente, la residencia del padre del teatro moderno puede visitarse, y en su interior alberga una rica biblioteca de estudios teatrales (casa de Carlo Goldoni, San Polo 2794).

Además de ser un autor prolífico (compuso 16 comedias en una sola temporada, un número sin precedentes, y en toda su vida, nada menos que 137), también fue director del teatro San Giovanni Grisostomo (llamado hoy en día teatro Malibran, Calle Maggioni 5873, Cannaregio), construido en el lugar donde antiguamente estaba la casa de Marco Polo e inaugurado durante el carnaval de 1678. Tras su restauración en el siglo XIX, el teatro es actualmente un extraordinario ejemplo de arquitectura de la época. Sin embargo, solo puede accederse a él para asistir a un espectáculo.

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Alessandro Falca, “Longhi”, Retrato de Carlo Goldoni, Venecia, Ca’ Centanni, casa de Carlo Goldoni. Cortesía de © Fondazione Musei Civici di Venezia