Se trata de un hotel urbano y moderno. Habitaciones muy pequeñas y compactas donde no hay apenas sitio donde dejar una maleta grande.
La ubicación estupenda. Pero con bastante ruido.
No tiene parking, pero ofrecen un descuento para un parking público cercano. Eso sí, es una calle muy transitada y el hotel tiene mucho trasiego, por lo que es dificil encontrar hueco para la carga/descarga en la puerta. A la ida además habían cortado la calle por el mercadillo navideño y resultó incómodo tener que llevar las maletas lejos.
El personal, muy atento pero muy joven y se notaba cierta "inexperiencia".
Mucho trasiego de gente que te hace sentir uno más que entra y sale, sin ser percibido por el personal.
Amenities muy excasos. No hay reposición diaria del jabón y la leche hidratante (sólo 1 de cada).
Detalle de una botellita de agua al llegar a la habitación con dos vasos de agua. Por los amenities y esto, pensé que era un error y creían que era de uso individual... pero no. Sólo dan eso me confirmaron en recepción. Sin ofrecerme más si necesitaba.
Así que el hotel, más que correcto y funcional y muy estiloso, y en una ubicación muy buena, pero creo que les falta ese "plus" para que resulte una estancia inolvidable.