Como dice un comentario previo, no se dejen llevar por la apariencia externa de este hotel. Al entrar la recepción es muy modesta, pero las habitaciones son cómodas, y si bien no brillan de limpieza, nunca encontramos nada sucio. La mucama pasa todos los días, y si bien no cambió las sábanas durante los 3 dias que estuvimos, todo lo demás estaba muy pulcro.
El servicio del hotel es muy bueno, comparado con el precio y la clasificación del mismo. El desayuno es abundante y se puede tomar en la habitación o en el jardin, y además como cortesia todos los días regalan una botella de agua para cada huesped.
Se ofrece Wi Fi gratis, que si bien no es el más rápido del mundo, funciona (en hoteles de mayor categoría había que pagarlo).
Está situado cerca de la iglesia Santa María Maggiore, una de las tantas que hay en Roma, a 4 cuadras de Roma Termini (la estación ferroviaria principal) y si bien el barrio no es de lo más pintoresco, nunca tuvimos ningun tipo de problema. Desde el hotel y desde Roma Termini se puede acceder a toda la ciudad.
Volvería a hospedarme en el Portafortuna