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Comentario del 29 de abr. de 2019
Comentario del 6 de jul. de 2019
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Comentario del 25 de oct. de 2019
A orillas del Guadiana, entre alcornocales, encinares y dehesas, y justo en la Raya de Portugal, se enclava Olivenza. Esta bella villa pacense, antaño perteneciente al país vecino, está adornada con bonitas construcciones manuelinas y casas bajas coronadas con las típicas chimeneas lusas. Es, además, un destino obligado para los paladares más dulces, porque aquí nació la tarta de yema y almendra, técula mécula, uno de los postres más tradicionales de Extremadura.
El aeropuerto de Badajoz está a menos de 50 kilómetros del centro de Olivenza, donde se encuentran la mayoría de los hoteles. En el aeródromo aterrizan a diario vuelos nacionales procedentes de las principales ciudades españolas, como Madrid o Barcelona. Tanto desde la terminal madrileña como desde la catalana, los trayectos son directos y tienen un duración aproximada un hora y media.
Una vez aterrizado el vuelo, el viajero solo encontrará en las instalaciones opciones de transporte privado para desplazarse a Olivenza. De todas ellas, el taxi es la más económica, cuya parada se encuentra en salida de la terminal. En la planta 0 hay oficinas de alquiler de vehículos, donde el viajero podrá reservar el modelo deseado. Por la Ex-107 llegará, en menos de una hora, al centro del destino.
En el centro, cerca de la puerta de los Ángeles y del paseo Chico, hay varios hoteles baratos de 2 y 3 estrellas, principalmente Bed & Breakfast, y alguno más sibarita de 4 y 5 estrellas de lujo. En los barrios más alejados, en torno a la carretera Ex-107, se pueden reservar hoteles económicos de 2 y 3 estrellas. Los viajeros que quieran darse un capricho y hospedarse en lujosos hoteles de diseño o con spa, tendrán que ir a Badajoz, donde encontrarán un buen surtido.
El castillo preside la ciudad y perfila su skyline. Está rodeado por robustas murallas del siglo XIV, ceñido a un foso inundable y acompañado por una torre de 36 metros de altura. El viajero puede subir a su parte más alta, desde donde disfrutará de una panorámica única de la villa y adivinará el antiguo trazado de la ciudad antigua.
En el interior del castillo se encuentra el museo Etnográfico González Santana. Contiene una extensa colección de objetos que permiten saber cómo era la vida cotidiana de antaño. Especialmente nostálgica es la recreación de la antigua escuela, en la que hay muestras muy singulares, como los braseros de picón o las sillas de enea.
La iglesia de Santa María del Castillo, en cuyas cercanías hay algunos hoteles baratos, destaca por sus gigantescas columnas jónicas, que le imprimen una luz y belleza natural. El puente Ajuda data del siglo XIV y salva el Guadiana a su paso por las afueras de la villa. Este tesoro pétreo es un lugar idóneo para pasear o disfrutar de las vistas.
La iglesia de la Magdalena es la joya arquitectónica del patrimonio de oliventino y embajadora de excepción del estilo manuelino. En su interior, deslumbran las vidrieras y las columnas entorchadas, que le imprimen majestuosidad.
Muchos saben que la villa pacense perteneció a Portugal, pero no que España se la arrebató en la Guerra de las Naranjas
Curiosamente Olivenza está en la lista de territorios en disputa de la CIA, junto con Palestina y Gibraltar.
El foso del castillo de Olivenza es inundable, lo que lo convierte en el único de estas características en Extremadura.