La catedral, una estructura gótica de diseño austero, ha dominado la pendiente de una colina desde el sigloXIII, una visita imprescindible si eliges uno de nuestros viajes a Santander. Recorre esta majestuosa iglesia medieval que se eleva en el lugar que ocuparon antiguamente unos baños romanos y, posteriormente, una abadía.
El complejo religioso está formado, en realidad, por dos edificios superpuestos: la basílica principal y la iglesia parroquial inferior, que ahora es una cripta.
Puedes comenzar la visita en el primero de los edificios. La estructura sufrió graves daños durante el devastador incendio que casi destruyó Santander en 1941. En consecuencia, muchos de los retablos son nuevos o vienen de otras iglesias. Te recomendamos visitar las capillas centenarias que se alinean en los laterales. También resulta muy interesante una pieza de mármol situada cerca de la sacristía que presenta tallas en árabe. Se cree que la trajeron unos marineros cántabros procedentes del asedio que sufrió Sevilla a mediados del siglo XIII.
Otro de los elementos destacados es la tumba del caballero santanderino Marcelino Menéndez y Pelayo, que murió en 1912. Entre las distintas obras de arte que verás, figura una copia deLa visitación, una pintura de principios del sigloXVI de Rafael que representa a María visitando a su prima Isabel, embarazada de san Juan Bautista.
Unas puertas románicas dan acceso a la iglesia inferior. Aquí podrás ver los relicarios que contienen parte de los restos de san Emeterio y san Celedonio, dos legionarios romanos decapitados por profesar la fe cristiana. Según cuenta la leyenda, sus cabezas cortadas llegaron a la ciudad a bordo de una embarcación de piedra. El edificio cuenta con un suelo de vidrio a través del cual es posible contemplar las ruinas de los baños termales romanos que se excavaron a principios de los años ochenta.
Para terminar, nada mejor que un paseo por el claustro gótico con columnas que, antiguamente, rodeaba un tranquilo jardín de naranjos.
La catedral abre todos los días, aunque cierra unas horas por la tarde. La entrada es gratuita. Puedes llegar en autobús o taxi, o bien coger el coche y dejarlo en uno de los aparcamientos de pago de la zona. Si ya estás en el centro de la ciudad, la catedral de Santander está a pocos pasos de otras atracciones como la plaza Porticada y el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria.