Para estirar las piernas, nada mejor que recorrer uno de los paseos más famosos de la ciudad disfrutando de las vistas del casco antiguo de Quebec y del río San Lorenzo. La terraza Dufferin es un paseo que discurre junto al río, justo a los pies del imponente hotel Fairmont Chateau Frontenac. Este largo paseo de madera es un lugar muy animado en los meses de verano, cuando se llena de artistas callejeros que ofrecen sus números a los paseantes y de vendedores de recuerdos y cosas para picar, mientras que en invierno se instala en su extremo un enorme tobogán de hielo.
Durante el paseo, observa los cañones que antaño defendieron Quebec o detente ante la estatua del explorador Samuel de Champlain, fundador de la ciudad.
Si quieres conocer qué se esconde bajo los tablones del suelo, puedes hacer una visita guiada a los restos arqueológicos de los fuertes y castillos de San Luis, cuyas ruinas fueron descubiertas tras una serie de excavaciones realizadas entre 2005 y 2007. Se encuentran justo bajo el paseo y son todo lo que queda de las antiguas residencias de los gobernadores británicos y franceses que ejercieron el poder entre 1620 y 1834. Con la entrada se incluye la visita a una concina que conserva su horno original, a las letrinas y a las ruinas de varios edificios anexos. Sin embargo, también es posible ver las excavaciones arqueológicas gratis mirando a través de los tres “arqueoscopios” que hay en el paseo, unos prismas de cristal de 1,5 metros de alto instalados en diversos puntos.
En los meses de invierno, es posible deslizarse por el tobogán de hielo situado en el flanco oeste del paseo. Este tobogán temporal es una tradición que lleva repitiéndose año tras año desde finales de la primera década del siglo XX. En su parte superior se alza 82 metros sobre el paseo y desciende en una pronunciada caída a lo largo de sus 150 metros de longitud. No hace falta traerse trineo, ya que la entrada para usar la rampa incluye uno de alquiler.
La terraza Dufferin, en el casco antiguo de Quebec, resulta fácilmente accesible a pie o en autobús. Para hacer el viaje más interesante, puedes tomar el funicular que asciende promontorio arriba desde el barrio Petit Champlain, en la parte baja. Si te ves con fuerzas, tienes la opción de subir por las escaleras adyacentes. Otra posibilidad es hacerlo a bordo del Écolobus, un minibús eléctrico urbano de precio económico que circula entre la parte alta y la baja.