La villa y los jardines de la fantástica Quinta da Regaleira incluyen elementos de estilo romano, renacentista y manuelino. Mientras exploras el terreno, disfruta de una atmósfera que parece provenir de otro mundo. Con una arquitectura poco convencional, misteriosos detalles y una red de cuevas y túneles subterráneos, este lugar parece más el decorado de una película que una residencia real.
La villa y los jardines son el resultado del trabajo de dos hombres: el escenógrafo de óperas Luigi Manini y António Carvalho Monteiro, un empresario brasileño adinerado que contrató a Manini en 1904. Este elaborado edificio fue propiedad privada hasta 1997, cuando las autoridades de Sintra lo compraron. Poco después, se abrió al público.
A medida que te acerques a la casa principal, observa la ornamentada fachada de piedra, que está adornada con elementos de inspiración gótica, como gárgolas y torreones. Dentro de la casa, examina cuidadosamente las peculiares e intrincadas decoraciones del edificio. Cuenta con cinco plantas, todas ellas decoradas con esculturas, frescos, mosaicos de vidrio y otros elementos ornamentales de lo más caprichosos.
Cuando termines, te recomendamos que te unas a una visita guiada por los jardines. Se dice que este terreno atípico está repleto de simbolismos, con estructuras de lo más peculiares que incluyen estatuas, fuentes de agua, cuevas, torres y un laberinto subterráneo de túneles. Un guía experto te explicará la importancia simbólica de las extrañas y maravillosas características del jardín, que según dicen hacen referencia a todo tipo de temáticas, desde la mitología antigua hasta los caballeros templarios.
No te pierdas la atracción más famosa del jardín, el pozo iniciático, que tiene treinta metros de profundidad y el aspecto de una torre invertida. Puedes llegar al fondo del pozo a través de la red de túneles subterráneos y subir por las escaleras de caracol hasta salir de nuevo a la luz.
Una de las paradas imprescindibles en los viajes a Sintra es la Quinta da Regaleira, ubicada a solo quince minutos a pie de la ciudad. Abre todos los días, pero el horario varía según la temporada, así que lo mejor es comprobarlo antes de la visita. Se debe pagar entrada y se ofrecen visitas guiadas por un coste adicional.