El palacio Brunet, que actualmente acoge el Museo Romántico de Trinidad, es un bello ejemplo de la arquitectura y el mobiliario que construyeron y acumularon los barones del azúcar cuando la región estaba en pleno apogeo. Contempla la fachada exterior, en perfecto estado de conservación, y déjate sorprender por los tesoros del interior.
La mansión se comenzó a construir a finales del siglo XVIII y es una muestra de la época más próspera de Trinidad. Mientras los esclavos trabajaban en los campos de caña de azúcar y en los molinos del Valle de los Ingenios, los dueños de las plantaciones construían mansiones en el centro de Trinidad. Visita este rincón que forma parte de un lugar lleno de historia declarado Patrimonio Universal por la Unesco. Observa el contraste entre las condiciones en las que vivían los dueños y las de los esclavos.
Este edificio, que solía ser el hogar de las familias Borrell y Brunet, cuenta con una fachada de color amarillo y está ubicado junto a la plaza Mayor, la principal de Trinidad. En el interior podrás observar los balcones del segundo piso, decorados con carpintería metálica de color verde. Desde los balcones de esta sección, que se agregó después, es posible ver un tranquilo patio central pavimentado con piedra y adornado con grandes plantas.
Pasea por las habitaciones para conocer el estilo de vida lujoso que disfrutaban los barones del azúcar a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Fíjate en los bellos candelabros de velas que colgaban de los altos techos de casi todas las habitaciones. En las vitrinas, decoradas con bellas imágenes pintadas a mano, verás delicados objetos de porcelana y otras curiosidades. Los coloridos detalles de las molduras de las paredes y alrededor de las puertas y las ventanas convierten cada habitación en una obra maestra personalizada.
Esta residencia también revela los elementos más mundanos de la vida en aquella época. Visita la cocina, con diferentes secciones y un hermoso diseño de mosaicos de colores. La delicada red que rodea las camas con baldaquino protegía a los ocupantes de la casa de las picaduras de los mosquitos. La silla de madera colocada sobre el orinal se utilizaba como retrete, y cada habitación tiene una jarra y un lavabo que se usaban para el aseo diario.
El Museo Romántico abre de martes a domingo y la entrada es de pago. Si quieres hacer fotos, deberás pagar una cuota adicional. Dale una propina al guía para que ofrezca una visita guiada en español con detalles de la historia y los diferentes elementos del edificio. Antes de marcharte, pasa por la pequeña tienda del museo para comprar libros y objetos de recuerdo.