El convento de Jesús Nazareno se instauró en Chiclana de la Frontera en la década de 1670, cuando un grupo de monjas agustinas, que buscaban un lugar donde recluirse para estar más cerca de Dios, lo convirtieron en su hogar. Como podrás comprobar en tus viajes a Chiclana de la Frontera, el conjunto del convento es arquitectónicamente muy destacable. La iglesia, por ejemplo, de estilo conventual clásico, pertenece al tipo de iglesias conocidas como "de cajón", muy común dentro de nuestras fronteras. Tras visitar el templo, plantéate completar la experiencia degustando los deliciosos dulces que las monjas llevan preparando cientos de años.
Si quieres comenzar tu día en Chiclana de la Frontera del mejor modo posible, no hay mejor plan que comenzar con un buen café de la cafetería que hay en la plaza peatonal frente a la iglesia y luego sentarse en un banco para ver con detenimiento el exterior del convento. Admira las elegantes líneas de las columnas salomónicas, desde los elevados pedestales y los sinuosos fustes hasta los capiteles corintios.
Si te acercas podrás ver el veteado del mármol genovés y los detalles de las figuras de san Agustín y su madre, santa Mónica, enmarcados entre las columnas. Una vez dentro de la iglesia, dedicada a Jesús el Nazareno, es el momento de admirar el dorado retablo, con una talla de Jesús del sigloXVII que se trajo a Chiclana desde las colonias españolas en México.
Después, dirígete al atrio, donde los techos altos y las temperaturas siempre frescas se agradecen especialmente en los días calurosos. Este es el momento de hacer girar el torno para comprar una torta de almendra u otras de las pastas que venden las monjas de clausura. Nuestro consejo es que no te reprimas y pruebes estas delicias en la plaza para completar tu visita de una forma especial.
El convento de Jesús Nazareno se encuentra en el histórico casco antiguo de Chiclana de la Frontera. Puedes llevar a pie desde el ayuntamiento o la Plaza Mayor en pocos minutos. En general, el casco antiguo se recorre fácilmente a pie, por lo que es recomendable aparcar el coche en una parte menos céntrica de la ciudad para descubrir Chiclana caminando. La pastelería del convento abre de lunes a viernes todo el día y los sábados por la mañana.