El Castillo Doria se eleva sobre un saliente rocoso en la costa y ocupa un lugar estratégico de extrema belleza. Al recorrer las ruinas, fíjate en el techo abovedado del majestuoso salón principal, hecho de piedras de las canteras locales. Pasea después por las murallas exteriores y podrás contemplar el espectacular paisaje costero.
La estructura se construyó en el siglo XII sobre un lugar privilegiado de vital importancia durante la larga batalla que Génova mantuvo con Pisa, al sur. Los años de guerra acabaron dañando el castillo, y gran parte de lo que vemos en la actualidad es fruto de las obras de restauración, pero su majestuosidad se mantiene intacta.
Accede al interior del castillo y visita la sala hipóstila. Puede que haya perdido gran parte de sus elementos originales, pero aún se conservan las ocho columnas que sostienen el alto techo y el lugar sigue siendo impresionante. Sube las escaleras y recorre los senderos adoquinados que llevan hasta las dependencias del señor del castillo, situadas justo encima del salón principal. Los amplios pasajes abovedados y las murallas, gruesas y elevadas, servían de protección frente al enemigo.
De vuelta en el exterior, en lo alto del castillo, verás una muralla bordeada de anchas trincheras y torres de vigilancia que recorre el castillo de suroeste a noroeste. Las torretas abovedadas servían para vigilar constantemente el castillo, y tras los ventanucos estrechos se escondían los arqueros para apuntar a sus enemigos.
Después de la visita, dedica algo de tiempo a disfrutar de las espectaculares vistas. Hacia el sur podrás contemplar el elevado chapitel de la iglesia de San Pedro. Más allá, verás las playas doradas y los bosques frondosos de la isla de Palmaria en mitad del mar.
El Castillo Doria está situado a poca distancia al sur de Portovenere. Abre durante todo el día y la entrada es de pago, pero muy asequible.