Es imposible pasar por alto el Belfort. El majestuoso campanario de la ciudad se eleva 83 metros por encima del centro histórico de Brujas. El monumento es espectacular desde cualquier ángulo, casi tanto como las vistas del resto de la ciudad que ofrece. También descubrirás elementos fascinantes mientras subes sus escaleras. Sólo es apto para personas sin miedo a las alturas.
Pero antes de subir al campanario, inspecciónalo bien desde abajo. La torre tiene una historia multifacética: su parte inferior se remonta a la segunda mitad del siglo XIII, cuando se construyó para remplazar otra torre más antigua que había sido pasto de las llamas. La sección octogonal se añadió a finales del siglo XV y se coronó con una aguja de madera en dos ocasiones, aunque ambas fueron destruidas. El parapeto de estilo gótico que vemos hoy corona el campanario únicamente desde 1822.
Sube los 366 escalones que llevan a la plataforma de observación del campanario. Los escalones son estrechos y solo hay una escalera para ambos sentidos. Si lo tuyo no son las alturas, es preferible relajarse con un café y un bombón de chocolate belga y admirar la torre desde abajo mientras el resto del grupo sube hasta la cima.
Si tienes suerte con el tiempo, podrás disfrutar de unas vistas impresionantes de Brujas y los paisajes que la rodean. Pero incluso en un día nublado, la escalada vale la pena. Podrás contemplar la antigua sala del tesoro, donde se guardaban los objetos de valor de la ciudad. Observa los intrincados mecanismos del enorme reloj del campanario. El carillón del Belfort, del siglo XVIII, contiene 47 campanas, que repican a intervalos regulares durante todo el día. A veces se celebran conciertos especiales de carillón.
El campanario de Brujas se encuentra en Markt 7 la parada de autobús más cercana es Brugge Wollestraat. Abre todos los días, y para subir hay que pagar. Suele haber largas colas, sobre todo durante la temporada alta. Los niños pueden subir a la torre bajo vigilancia.