En el corazón del casco antiguo de Alicante se asienta la iglesia activa más antigua de la ciudad. La basílica de Santa María es un opulento ejemplo de la arquitectura gótica valenciana, que presenta una ornamentación interior espectacular. La iglesia se reconoce fácilmente por sus dos torres y el pórtico barroco. Aunque diversas partes de la iglesia fueron destruidas por un incendio en el siglo XV, gran parte de la misma data del siglo XIV. Cuando Alicante fue conquistada, la ciudad se convirtió a la fe cristiana y la iglesia se construyó sobre los cimientos de la antigua mezquita.
Acude temprano para asistir a la misa de la mañana, que te proporcionará una agradable y atemporal experiencia. Desde la placita situada enfrente de la iglesia, podrás observar a los lugareños acceder a la nave a través de las adornadas puertas. Sobre el portón principal se asienta una gran estatua de la Virgen María. Mira más arriba para observar una serie de gárgolas que adornan las torres superiores. Este es un buen momento para tomar fotos de la basílica desde el exterior, aunque en el interior no está permitido. Toma asiento y disfruta del servicio amenizado por un guitarrista. La misa solo se oficia en español, pero esto no debería ser un impedimento para los que no lo entienden, pues la experiencia transciende el idioma.
Aprovecha el tiempo entre misas para explorar las seis capillas de la basílica. La decoración interior es muy opulenta y requiere un par de horas para apreciarse en detalle. Observa el altar del siglo XVIII y el órgano original del año 1653.
La basílica de Santa María se encuentra en el casco antiguo y se puede llegar a pie. La iglesia está abierta todos los días, aunque se cierra al mediodía. En el exterior de la iglesia se expone el horario de misas. La entrada es gratuita.