Trier es la ciudad más antigua de Alemania. Está situada en un valle junto al río Mosela. Los visitantes encontrarán a su paso numerosos museos, parques y otros lugares de interés que ilustran la rica historia de la zona. Trier fue la sede del Gobierno del Imperio Romano Germánico, recibió el nombre de “ciudad santa” en la Edad Media y resistió distintas guerras como ciudad fronteriza entre Alemania y Francia. En la actualidad es una ciudad universitaria conocida por la popular región vitivinícola de Mosela.
Durante la visita a la ciudad te encontrarás con distintas estructuras romanas, como la catedral, el anfiteatro, el puente romano, los baños imperiales y Porta Nigra, la puerta de entrada a la ciudad más grande de los Alpes, un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad.
Explora también el mercado principal, la iglesia de Nuestra Señora y el Callejón de los Judíos para descubrir las influencias medievales y góticas de Trier. Hay un elevado número de iglesias góticas en la ciudad, sobre todo en torno al mercado principal. Y no te vayas sin visitar el Palacio Electoral. Se le considera uno de los palacios rococó más bellos del mundo.
Desde el anfiteatro, sigue el sendero Cultura del Vino, de 1,6 kilómetros, para descubrir el cultivo y los cuidados de las vides. El recorrido, que dura cerca de una hora, termina en el pueblo vinícola de Olewig, donde podrás visitar una bodega, aprender acerca de la elaboración del vino y, por supuesto, participar en una cata. Si quieres descubrir algo más de la región vinícola, explora la ruta de bicicletas que serpentea junto al Mosela.
Hay mucho aparcamiento subterráneo por toda la ciudad. El centro de Trier es lo suficientemente pequeño para recorrerlo a pie, pero también dispones de una buena red de transporte público. La ciudad está conectada por autobuses y, si no quieres pasear demasiado entre las distintas atracciones, puedes adquirir un billete de autobús de 24 horas.