Hotel justo. Esperaba mucho más de un 4*. El parking no se comunicaba directamente con el hotel, lo que no le convierte en accesible, porque había escalones, y además tenías que andar dando la vuelta a la manzana para llegar a los ascensores. Y con maletas… había una especie de camino atravesando la piscina que podíais llegar al parking, pero había que hacer Safari y andar entre tumbonas y jardines con palmeras.
La barrera del parking la primera noche no se abrió ni nos atendieron por el telefonillo. Tuvimos que ir a recepción para que nos hicieran una tarjeta de acceso nueva.
Cuando llegamos empleamos casi 40 minutos en que nos dieran habitación, y desde luego fue de una categoría muy inferior a la que habíamos pagado; teníamos reservada una con vistas al Mediterráneo, y nos dieron un tercer piso pegado al ascensor, y con vistas al Mar Menor y a un edificio abandonado.
Los productos de aseo eran cutres. Un bote atornillado a la pared de la ducha cuyo producto funcionaba como gel, champú y acondicionador. Es imposible. En la ducha tampoco había ninguna repisa para dejar nada.
De las tres noches, al menos dos no dejaron toalla para el suelo, con lo cual el charco de agua al salir de la ducha era notable.
La piscina de adultos tenía el mismo tamaño prácticamente que la piscina de niños, muy insuficiente para un hotel con 520 habitaciones.
Muy muy muy justo hasta para 3*.