Mucha gente pasa sus vacaciones en Quiberon por sus magníficos paisajes: la impresionante Costa Sauvage situada en la parte oeste de la península de 14km de largo, te dejará sin aliento. Empieza tu paseo por el castillo Turpault, un increíble edificio medieval... que en realidad se construyó a principios del siglo XX. ¡Sus almenas y torreones han engañado a más de uno!
El sendero de la costa, que se puede realizar a pie o en bicicleta, te permite disfrutar de un contacto pleno con los elementos. La brisa marina, las olas, los acantilados y las gaviotas forman un espectáculo impresionante. A lo largo de la costa se suceden misteriosos sitios megalíticos, que demuestran el pasado celta de Bretaña. No dudes en visitarlos tras la puesta del sol para descubrir su magia.
La costa este, por su parte, con vistas a la bahía de Quiberon, es una zona más tranquila, conocida por sus hermosas playas. La misma Quiberon cuenta con diez playas en el lado sur de la península, con todo lo necesario para seducir a los turistas: la Grande Plage en particular, con sus villas del siglo XIX sigue transmitiendo el encanto de la Belle Époque. ¡Sus elegantes playas de arena dejarán satisfechos incluso a los bañistas más exigentes!
No muy lejos de la Grande Plage, Port Maria es un destino fabuloso para un buen paseo, con un faro blanco que destaca ante el cielo azul. Hasta mediados de siglo XX, el mayor puerto de sardinas de Francia. Para descubrir este aspecto de su historia, puedes dirigirte a la Belle-Îloise, una fábrica de conservas tradicional abierta al público.
El verano es la mejor época para organizar unas vacaciones en Quiberon, pero también es la temporada más turística, por lo que conviene reservar el alojamiento con suficiente antelación.
La península de Quiberon tiene atracciones de sobra para unas vacaciones, pero también puedes utilizar esta zona como como punto de partida para visitar otras islas igual de bonitas, como Belle-Île, Houat y Hoëdic. ¡Buen viaje!