Contempla el magnífico Institut de France y la bellísima Torre Eiffel, y compra recuerdos con estilo mientras te diriges hacia el icónico Puente de las Artes. Descansa en uno de los bancos y disfruta de la música de los artistas callejeros, o trae el almuerzo y comparte una botella de vino con tu acompañante mientras el sol se pone en la ciudad del amor.
El Puente de las Artes original fue el primer puente de hierro de París, y se construyó a principios del siglo XIX. Después de sobrevivir a los intensos bombardeos de ambas guerras mundiales, el puente casi se vino abajo en 1979 por el impacto de una barcaza. Afortunadamente, pudo restaurarse algunos años más tarde, y se sustituyeron los nueve arcos de metal por siete arcos nuevos. Puedes cruzar este amplio puente peatonal en un paseo de diez minutos entre el Museo del Louvre, en una de las riberas del Sena, y el Institut de France, en la ribera opuesta.
Recorre el entablado y baja la mirada hacia las tranquilas aguas del Sena. Quizá veas pasar una de las embarcaciones turísticas, o puede que prefieras detenerte un momento e identificar los lugares más emblemáticos del perfil urbano de la ciudad. Entre los más reconocibles está, por supuesto, la Torre Eiffel, que se eleva orgullosa al oeste, o la gigantesca cúpula del Institut de France. A cada lado del río verás puestos de recuerdos y artistas callejeros que animan la zona con sus actuaciones.
Durante varios años, los enamorados han colocado candados personalizados al barandal del puente como símbolo de amor eterno. No obstante, la ciudad comenzó a preocuparse por el peligro que suponía un peso añadido equivalente a 20 elefantes, y ha sustituido el barandal de metal por cristal. Aunque ya no puedas colocar un candado, nadie puede quitarte el gusto de detenerte en este lugar tan romántico y capturar el momento con una foto.
El Puente de las Artes está situado cerca del centro de París. A medida que caiga el sol y las multitudes se marchen, acércate a un café cercano para disfrutar de una buena cena y un vaso de vino mientras contemplas cómo va cambiando la luz sobre el río al suave ritmo clásico de los violines de los artistas callejeros.