Observa las vistas desde los acantilados de Punta Loma esto es lo primero que vio el navegante español Juan Cabrillo antes de desembarcar en la bahía de San Diego el 28 de septiembre de 1542. La impresionante escultura de cuatro metros esculpida en roca caliza conmemora la relevancia de Cabrillo como primer europeo que llegó a la costa oeste de Norteamérica.
Puedes descubrir la historia de Cabrillo en el centro de visitantes, donde exposiciones como la de la era de la exploración te llevarán a través de las dificultades y tribulaciones de la vida en el mar durante el siglo XVI. Todos los años se celebra un festival que coincide aproximadamente con la fecha de la llegada de Cabrillo. Durante este evento, que dura un fin de semana, puedes disfrutar de una reconstrucción de su desembarco.
La importancia histórica de esta ubicación se corresponde con la belleza de la zona. Podrás disfrutar de espectaculares vistas de San Diego y, en un día invernal despejado, podrás ver hasta México. El invierno es la mejor época del año para avistar ballenas en migración que pasan por aquí cada año. Fija la vista en el horizonte quizá veas una cola de ballena o un chorro de agua pulverizada.
El monumento está rodeado por un parque nacional cuyas cortas rutas merece la pena recorrer. Puedes caminar hasta el faro de Punta Loma (uno de los más antiguos de la costa oeste) para admirar una réplica cuidadosamente restaurada de la estructura de finales del siglo XIX, así como información relativa a cómo vivían el farero y su familia. Otras opciones para realizar caminatas incluyen un paseo de dos horas con autoguía por el borde de los acantilados.
Si el día es caluroso, no te pierdas las pozas de marea situadas en el extremo occidental del parque, que son un lugar perfecto para refrescarte. La playa es tranquila y te permitirá disfrutar de un poco de tranquilidad. Solo se puede acceder a esta zona en coche.
El monumento nacional a Cabrillo abre todos los días del año excepto el día de Navidad.