Uno de los lugares más populares en los viajes a Praga es la estatua de San Venceslao, una escultura que representa al patrón de la República Checa y constituye un símbolo de la ciudad y un popular lugar de reunión. Descubre la historia de VenceslaoI y fotografíate frente a este famoso monumento.
Si bien muchos visitantes pueden estar familiarizados con el "buen rey Venceslao" por el villancico del mismo nombre, la historia completa de este duque católico de Bohemia del sigloX no es tan conocida. Después de sufrir el martirio de manos de su malvado hermano, acertadamente conocido como Boleslav el Cruel, Venceslao se convirtió en santo patrón de la República Checa. Si quieres rendir homenaje a esta figura histórica, puedes visitar su tumba en la catedral de San Vito de Praga.
Durante las visitas guiadas que se realizan por la Ciudad Nueva se ofrece más información sobre este monumento. El artista checo Josef Václav Myslbek creó esta escultura entre1887y1924. Representa al antiguo duque sentado sobre un caballo y mide más de 7metros de altura desde la base hasta el extremo superior, incluido el pedestal.
Debajo de la figura ecuestre de bronce, verás algunas estatuas de menor tamaño de otros santos patronos checos, como santa Ludmila, santa Inés, san Prokop y san Adalberto, y una inscripción que se puede traducir de la siguiente manera: "San Venceslao, líder de las tierras checas, nuestro príncipe, no nos dejes morir, ni a nosotros, ni a los que están por venir".
La escultura ha sido testigo de distintos momentos históricos, como, la lectura de la declaración de independencia que el novelista checo Alois Jirásek leyó en1918 en este mismo lugar. Asimismo, en1989, los ciudadanos protestaron aquí contra los ataques de la policía durante la Revolución de Terciopelo.
La estatua de San Venceslao está situada en la plaza de Venceslao, en la Ciudad Nueva de Praga. Debido a su tamaño y a su posición destacada, la verás casi de inmediato al llegar allí. Muy cerca encontrarás una cruz de bronce horizontal que parece emerger directamente de los adoquines. Este monumento más pequeño y discreto está dedicado a Jan Palach y Jan Zajíc, dos estudiantes que se autoinmolaron en protesta por la invasión soviética de Checoslovaquia de1968.