Fráncfort es una ciudad de negocios. Es más rica que casi cualquier otra ciudad de Alemania y alberga la sede del Banco Central Europeo. A diferencia del resto del país, los edificios de oficinas modernos dominan el horizonte. Los rascacielos pueden ser una de las características más destacadas de esta ciudad, pero también es conocida por su vino de manzana y sus museos de primera categoría que abarcan el arte, la arquitectura y la historia, que te harán realizar varios viajes a Fráncfort.
Aunque gran parte de la ciudad fue destruida durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, se reconstruyeron algunos edificios antiguos de Fráncfort. Comienza por la ciudad vieja (Altstadt) para ver cómo sería la ciudad antes de la guerra. Römer ha sido el ayuntamiento de Fráncfort desde el siglo XV y sus tejados a dos aguas y casas centenarias permanecen intactos. Junto a él puedes admirar la antigua catedral de Fráncfort con su torre del reloj de estilo gótico.
Muchos de los museos de primera categoría de la ciudad se pueden encontrar a lo largo de la Museumsufer (Ribera de los Museos), en el distrito llamado Sachsenhausen que se extiende a lo largo de la orilla sur del río Meno. Aquí se puede visitar el museo de historia natural Senckenberg y el Museo Alemán de Arquitectura. El museo Städel alberga obras de arte de un periodo de 700 años. Cruza a la otra orilla del río para ver algunas de las mejores colecciones de arte moderno y contemporáneo del mundo en el Museo de Arte Moderno.
Sachsenhausen no solo es conocido por sus museos, sino también por sus numerosos bares y restaurantes que sirven delicias culinarias locales tradicionales. Prueba la cocina típica alemana, como las salchichas y la cerveza, así como Handkäse mit Musik, una tarta servida con queso y cebolla y Grüne Soße, una salsa verde que se sirve con patatas y huevos. Acompaña tu comida tradicional con Ebbelwoi (vino de manzana).
Moverse por Fráncfort es fácil usando la completa red de metro de la ciudad. Los trenes de U-Bahn (suburbanos) y S-Bahn (de superficie) dan servicio casi toda la ciudad y parte de los alrededores. Los aparcamientos dentro de la ciudad son difíciles de conseguir, así que si eliges venir a Fráncfort en coche, aparca en una estación de los suburbios y coge el tren al centro de la ciudad. El transporte público es limpio, rápido y fiable. Todo esto hace que las ofertas de viajes a Fráncfort sean habituales y muy preciadas.