El barrio de Belém define a Lisboa como puerta de embarque histórica para aquellos viajeros que iniciaban aventuras con el fin de encontrar tesoros en tierras remotas. El placer de recorrer la zona es el mismo tanto si eliges hacerlo a pie por las aceras de azulejos blancos y negros como a bordo de uno de los tranvías que serpentean por sus calles. Belém significa "Belén" en portugués.
La historia de Lisboa gira en torno al océano y al río Tajo, que pasa por este importante lugar. Te recomendamos pasear junto a la orilla del río para contemplar el puente 25 de Abril y un espectacular monumento de mármol dedicado al importante papel que la navegación marítima ha tenido en Portugal. El Padrão dos Descobrimentos, o Monumento a los Descubrimientos, muestra la figura más destacada de esta época, don Enrique, dirigiendo a otras personalidades hacia el océano y las costas distantes.
Más allá verás un pequeño castillo también a orillas del Tajo, la torre de Belém, una fortificación que protegía la zona de los ataques por mar.
En el interior del barrio, te recomendamos el Jardim da Praça do Imperio, con una espectacular fuente en el centro. Al otro lado del parque se levanta el gigantesco Monasterio de los Jerónimos, uno de los lugares más visitados de la ciudad, construido con fondos de la lucrativa industria de las especias.
Muy cerca verás el Centro Cultural de Belém, que acoge el Museo Berardo, uno de los mejores espacios de exposiciones de Lisboa. Después, puedes alejarte un poco de esta popular área en dirección al centro de la ciudad y buscar un enorme edificio rosado rodeado de árboles, el Palacio de Belém, la residencia de los presidentes del país.
A poca distancia algo más allá, se encuentra el Museo Nacional de los Carruajes, con una colección de los vehículos que utilizaban los papas y la realeza europea. Quizá quieras aprovechar tu visita a este famoso barrio lisboeta para probar una delicia nacional, el pastel de nata, el cual se elaboró por primera vez en la hermosa pastelería Pastéis de Belém, un local adornado con azulejos de color azul. Es posible que debas esperar una buena cola, pero la recompensa merece la pena.
Como habrás comprobado, cualquier viaje a Lisboa debe incluir una visita a Belém. Puedes llegar fácilmente en tranvía o en autobús, este último menos concurrido y, probablemente, libre de carteristas.