En ningún viaje a Boston puede faltar una visita al monumento Bunker Hill, un impresionante obelisco de granito dedicado a una de las batallas más importantes de la Guerra de Independencia. Sube a lo alto de este gran bloque para admirar la fantástica panorámica de la ciudad y conocer la historia de este curioso monumento estadounidense a una derrota propia.
En 1775, tras las escaramuzas de Lexington y Concord, que dejaron al enemigo británico acampado en Boston, un pequeño grupo de fuerzas coloniales, con escasa formación y mal equipado, marchó hacia la ciudad por noche con la orden de fortificar Bunker Hill. Sin embargo, en realidad fortificaron Breed’s Hill, otra colina situada mucho más cerca de los británicos de lo que habían planeado. Tras esta provocación, las tropas británicas, perfectamente preparadas, incendiaron los asentamientos cercanos y se dirigieron hacia las defensas, que se habían constituido de forma presurosa.
Puedes leer la historia de la rígida oposición de las fuerzas revolucionarias. “Avanzaban hacia nosotros para comérsenos”, escribió un soldado estadounidense, “pero resultamos ser un bocado amargo”. Con poca munición y envueltos en una densa niebla, los colonos no atacaron hasta que los británicos se encontraban lo suficientemente cerca como para ver el blanco de sus ojos. Tras una batalla feroz, los británicos salieron triunfantes, pero tuvieron tantas pérdidas y la resistencia de los colonos fue tan fuerte que abandonaron sus planes de ocupar otro punto alto cerca de la ciudad. Finalmente, ante la perspectiva de más pérdidas terribles contra una fuerza rebelde decidida, abandonaron Boston.
El monumento de Bunker Hill conmemora esta batalla crucial con un obelisco de granito de 67 metros de altura. Mientras admiras este monumento a la valentía, recuerda los problemas de su construcción: tardaron diecisiete años en construirlo, porque se quedaron sin dinero y hacía falta construir un ferrocarril para transportar el granito.
Sube los 294 escalones para llegar a lo más alto del obelisco y disfrutar de las espectaculares vistas de la ciudad, que recompensarán tus esfuerzos. Si prefieres no subir, puedes relajarte en el parque que lo rodea, donde encontrarás gente paseando con el perro o jugando al frisbee. Junto al monumento encontrarás un interesante museo.
El monumento de Bunker Hill abre todos los días. La entrada al monumento y al museo es gratuita. Llama con antelación para informarte de las visitas guiadas.