El casco viejo es un auténtico laberinto de callejuelas, y el lugar perfecto para comenzar la visita. Su corazón político y comercial se distribuye en dos plazas: la Piazza del Ferrarese y la Piazza Mercantile. Ambas bullen de gente y bares a todas horas. En la Piazza Mercantile, puedes contemplar el llamado Asiento de los Nobles, el antiguo ayuntamiento y la Columna de la Justicia, donde se ataba a los deudores y los ladrones para dejarlos a merced de la turba enfurecida. Muy cerca de allí se encuentra la casa de Niccolò Piccinni, un compositor del siglo XVIII. El conservatorio de la ciudad lleva su nombre. La basílica de San Nicolás está en la misma plaza. Es el símbolo de la ciudad y se la considera una obra maestra de estilo románico pullés.
El recorrido por el casco viejo te llevará, antes o después, hasta la iglesia de San Marco, que construyeron los mercaderes venecianos de la zona a finales del siglo XI. Unos metros más allá encontrarás la basílica de San Sabino, de principios del cristianismo, un ejemplo interesante de mezcla de estilos. A la izquierda verás la Trulla, un edificio redondo en el que muchos reconocen el antiguo baptisterio y que, en la actualidad, acoge la sacristía.
Detrás de San Sabino se eleva el imponente Castillo de Federico, una fortaleza de la que se encaprichó Federico II en su tiempo y que, posteriormente, amplió la Corona de Aragón. Desde fuera, es posible ver con claridad la influencia medieval, sobre todo en los ventanales con parteluz de estilo gótico. Cruza el puente del foso para comprobar las influencias del siglo XVI del interior. Si buscas viajes a Bari para conocer a fondo su tradición artística, el Museo de Historia Cívica es visita obligada. Otros claros ejemplos de estratificación y mezcla cultural son los de Santa Scolastica y la bella Piazza Santa Maria del Buonconsiglio.
Bari también alberga edificios decimonónicos, como el Palazzo Mincuzzi, cuyo estilo liberty se asemeja al de los grandes almacenes franceses. Visita también el famoso Teatro Petruzzelli y la Pinacoteca Provinciale, con espléndidas salas que dominan el paisaje urbano medieval. Junto con el antiguo puerto, todos ellos ofrecen una visión de conjunto de la belleza artística de la ciudad.
Después de pasear por las callejuelas de Bari y descubrir su arte y su cultura, mímate con los aromas y sabores de la gastronomía tradicional pullesa. Asegúrate de probar la pasta “orecchiette”, o “chiancarelle” en dialecto, con nabos, y también los “strascenate” y “cavatijdde” con ragú de cerdo y rellenos de queso, perejil y manteca. Al igual que ocurre en otras regiones del sur, el pescado y el marisco de Bari son de excelente calidad, desde mejillones hasta erizos de mar, pulpitos, ostras y anchoas. Y, por supuesto, todo aliñado con el sabroso aceite de oliva virgen extra pullés. Uno de los mejores lugares para probar todas estas delicias es La Pignata. Si solo te apetece tomar un refrigerio, aprovecha la hora feliz de los bares de Via Cavour, en el centro. Después, puedes asistir a alguno de los eventos del Teatro Piccinni, con un escenario histórico y las mejores obras nacionales año tras año. Las vacaciones en Bari son sinónimo de sol, mar y hospitalidad a niveles difíciles de igualar. La comarca de Murgia y su región, Apulia, te esperan con viajes a Bari a precios muy asequibles de último minuto.