La localización del hotel es en un lugar que no es agradable a la vista. Pero una vez entras al hotel es un ambiente totalmente diferente. Todo estaba muy limpio y decorado muy bien. El área de la piscina estaba cerrada por remodelación. Pero los empleados del hotel son muy amables y están pendiente que estés bien. Dimitris nos dio un servicio extraordinario. El hotel está al lado de la estación del tren por lo que tiene fácil acceso a las áreas de mayor interés. Si me gustó que el miércoles (el único día que lo hacen) pudimos ver un mercado tradicional, a pasos del hotel. Vendían frutas, vegetales, mariscos, ropa, zapatos, comida, etcétera.