La abadía de Inchcolm es un tesoro medieval situado en una isla del fiordo de Forth. La estructura se fundó en el siglo XII y esconde una historia fascinante de ataques ingleses y un naufragio legendario. Las distintas salas y dependencias han logrado mantenerse intactas después de nueve siglos.
Si viajas con la familia, te recomendamos llegar a la isla de Inchcolm desde el mar y caminar hasta la abadía. Acércate primero al centro de visitantes y al museo para ver exposiciones sobre el complejo. Si quieres conocer todos los detalles de la abadía y su amplia historia, te recomendamos visitarla con un turoperador. El rey David I mandó construir la estructura como priorato en el siglo XII. El estatus de abadía se le otorgó en el año 1235. Se dice que el rey Alejandro I llegó a la isla después de un naufragio y se refugió en la morada de un ermitaño.
No te pierdas los tesoros artísticos y arquitectónicos que han sobrevivido al paso del tiempo, como el fresco del siglo XIII que se conserva en un sepulcro y que representa una procesión funeraria. También merece la pena contemplar el campanario, de gran altura, y pasear por la espaciosa nave principal. Entre otros elementos destacados, cabe señalar las peculiares protecciones medievales de piedra del campanario.
En este bello rincón podrás contemplar vistas espectaculares del agua y el entorno montañoso. Verás también focas grises y distintos ejemplares de aves. Si lo visitas en verano, quizá haya frailecillos y delfines en el mar.
Para disfrutar de este pintoresco lugar al máximo, te recomendamos traer refrigerios y hacer un pícnic. En muchos puntos de la isla es posible encontrar ruinas de fortificaciones de la Segunda Guerra Mundial. Compra una guía antes de marcharte si quieres conocer mejor la abadía y la región en general.
El precio de acceso a la isla permite visitarla durante 90 minutos. La isla está abierta al público desde principios de abril hasta finales de octubre, desde primera hora de la mañana hasta última de la tarde.
La abadía de Inchcolm está situada en el centro, y queda al suroeste de Burntisland. Puedes tomar un tren hasta el muelle de Hawes, en South Queensferry, en menos de media hora. También puedes hacer el trayecto de 19 kilómetros en coche. Para acceder a la isla debes tomar uno de los barcos que salen con regularidad junto a Forth Rail Bridge.