Imagina, mientras caminas por las antiguas ruinas del Templo de Apolo, qué aspecto tendrían sus inmensas columnas dóricas, los gruesos muros y las amplias pasarelas hace más de dos milenios. Descubre la fascinante historia del edificio y los numerosos usos que se le han dado desde la época de Grecia hasta nuestros días.
Cuando entres en el recinto, lo primero que observarás serán las dos columnas dóricas de gran altura que formaban parte del vestíbulo original. Son las últimas de su género en Sicilia y se remontan a los orígenes del templo, construido en el sigloVI a.C. Cerca de ellas encontrarás la fachada oriental, la parte del templo de mayor tamaño que aún se conserva. Pese a que la terracota decorativa que cubría el muro ha desaparecido, el templo sigue siendo una extraordinaria obra de arquitectura clásica.
Observa detenidamente las ruinas de las paredes. Trata de visualizar las salas, los santuarios y los vestíbulos repletos de ciudadanos de la antigua Grecia venerando a su dios, Apolo. Continúa tu recorrido por la parte exterior y fíjate en el último arquitrabe del templo que se conserva, en lo alto de una de las columnas. Esta moldura nos da una idea de cuáles eran las verdaderas dimensiones del templo original.
Observa las señales y los avisos situados en las barandillas que rodean el templo. Estas placas informativas muestran el aspecto que, seguramente, tenía el templo en la época griega, y ofrecen una fascinante descripción de su historia. Descubre cómo el templo se transformó en una iglesia bizantina, una mezquita árabe y, finalmente, unos barracones españoles en el sigloXVI. Averigua por qué este templo permaneció olvidado hasta que comenzaron las excavaciones en 1938.
El Templo de Apolo está situado cerca del centro de Siracusa, en la pequeña isla de Ortigia. La entrada es gratuita, aunque ya no está permitido el acceso al interior. En los alrededores, verás multitud de cafeterías y restaurantes. Se puede realizar una visita guiada. Pide información en la oficina de turismo de la ciudad.