Playa de Melenara

Nuestra estancia fue de 10 días en pareja. Buscábamos un lugar acogedor y alejado de las aglomeraciones y el ruido con la finalidad de poder desconectar y descansar. En mi opinión creo que escogimos el mejor lugar en relación calidad-precio para lo que buscábamos junto con la mejor época del año, porque realmente se unieron estos dos aspectos para hacer nuestra estancia muy confortable. Probamos los tratamientos faciales y el osteópata del Wellness y también nos pareció muy acertado ya que se encontraba dentro del mismo hotel. El hotel parece una mini ciudad, con 3 piscinas, el comedor, la zona de bar-piscina, el comentado wellness, un super con lo imprescindible y una zona de juegos un poco desactualizada. La ubicación es ideal porque se encuentra cerca de dos grandes hoteles y alejado del bullicio. Muy cerca de la playa de Meloneras que aunque pequeña, suficiente para los que éramos y a unos 20m caminando de la Playa de MasPalomas, más conocida y concurrida, donde tienes más ocio y lugares para tomar algo. La habitación con balcón en la que nos hospedamos, era más que suficiente para lo que la necesitábamos. El personal de limpieza muy atento y amable. Nada que objetar. Destacar a personas que, a nuestro modo de ver, redondearon su magnífico trabajo con una atención y trato exquisito, hablo de Carlos y Wilson en el comedor y de Ibrahim en el bar de la piscina. Todos ellos fueron facilitadores de nuestra satisfacción con los servicios del hotel. Si podemos, volveremos.

El acceso a Internet no fue eficiente.

Llegamos un jueves al Riu Palace Oasis y desde el primer momento supimos que sería especial: el chico de las maletas nos recibió con gran amabilidad, en recepción todo fueron sonrisas y soluciones pese a llegar antes del check-in, y mientras preparaban la habitación nos invitaron a desayunar y a un cóctel; en menos de una hora subimos a una estancia en planta alta, con cama matrimonial, limpieza impecable, buenas vistas y aislamiento perfecto, además de un servicio de limpieza rapidísimo; el hotel funciona en media pensión y las cenas fueron abundantes, variadas y de calidad, servidas por un personal encantador que disfruta su trabajo; nunca escuchamos un “no”: desde pequeños gestos hasta gestionar transporte por un vuelo temprano o atendernos cuando me sentí mal, todo se resolvió con rapidez; las bebidas no están incluidas pero los precios son correctos y la carta amplia; al ser un hotel familiar hay niños en las piscinas y en verano el agua puede sentirse caliente, aunque los jardines son preciosos y el acceso directo a la playa y el ambiente tranquilo hacen que la experiencia sea única; en resumen, la mejor estancia de nuestras vidas y, tras vivirla, volveremos y nos haremos socios de Riu.