Deja las primeras huellas del día en las doradas arenas de la playa de Oro. Mientras paseas por la orilla, busca conchas exóticas y estate alerta por si descubres un brillo deslumbrante bajo el sol: los lugareños dicen que el mar sigue trayendo hasta aquí piezas de oro de un naufragio que sucedió hace más de 150 años. Busca un rincón tranquilo para tomar el sol y disfruta de una tarde de relax con un libro y el sonido de las olas rompiendo en la orilla.
La playa de Oro es una de las playas más aisladas y remotas de la zona de Manzanillo. Mucha gente cree que recibe su nombre del color dorado de la arena, pero la verdadera historia es más emocionante. En 1862, un barco procedente de San Francisco se incendió a poca distancia de la costa y, junto con él, 1,4 millones de dólares en oro fueron a parar al fondo del océano. Gran parte del oro no ha conseguido recuperarse. Escucha historias de gente que sigue encontrando monedas antiguas traídas por la marea.
Si llegas temprano, puede ser que tengas la playa entera para ti. El trayecto hasta esta playa, unos 7 kilómetros (4 millas) de camino de tierra hasta alcanzar la costa, hace que no esté masificada. Haz el esfuerzo y te verás recompensado con espectaculares acantilados, olas rompientes y una arena dorada sin aglomeraciones.
Elige un sitio en la arena para montar tu campamento para todo el día. Mete los pies en las olas o disfruta buscando conchas en un paseo por la orilla. Aunque no encuentres oro, seguro encontrarás ejemplares de conchas extrañas que admirar. Después de la caminata, túmbate en la toalla y déjate arrullar por el sonido de las olas y de la brisa soplando entre los árboles.
Los surfistas gozarán de las olas de gran altura de esta zona pero, para bañarse, es mejor evitar días de condiciones adversas. Si deseas pasar la noche, recoge leña y haz un fuego en la arena.
La playa de Oro se encuentra a 30 kilómetros (18 millas) al noroeste de Manzanillo. Para llegar hasta ella, es preciso disponer de medio de transporte propio.