Sus vistas de la ciudad sin obstáculos, la flora y fauna autóctonas y su iglesia histórica hacen de Monserrate una atracción imprescindible en Bogotá. Aprovecha una oferta de viaje a Bogotá para visitar esta montaña. Tiene 3152 metros de altura y se puede ver desde casi cualquier punto de la ciudad. Se ha convertido en un pintoresco símbolo de la ciudad.
Asciende en teleférico hasta la cima para disfrutar de las vistas aéreas y observar cómo el paisaje urbano de Bogotá se convierte en un punto en el horizonte. Coge el funicular, que tiene un techo de vidrio para no perderse las vistas de la flora de la montaña. Los turistas más activos podrán subir a pie por el sendero marcado que atraviesa el bosque. Se suele tardar una hora en subir a pie.
La abundante flora proporciona un hábitat acogedor para varias especies de aves y mamíferos. Verás comadrejas y zorros, además de colibríes, golondrinas y chochines. En la cima, disfruta de las vistas desde el mirador y busca los símbolos de la ciudad, como la colina de Guadalupe y la Plaza de Toros de Santamaría. Come algo en uno de los dos restaurantes de la montaña o busca un buen lugar en el mirador donde disfrutar de un picnic.
Visita el Santuario de Monserrate, una pintoresca iglesia blanqueada construida en la cima de la montaña en el siglo XVII. La estatua del Señor Caído es un sitio de peregrinación popular. La iglesia y la montaña reciben el nombre de la montaña de Montserrat de Barcelona.
Monserrate se erige en la parte noreste del centro de Bogotá y se puede llegar fácilmente con transporte público, como los autobuses y el metro. Un autobús turístico también para en el inicio del teleférico y en la estación del funicular. Es posible que quieras combinar la visita con una ruta por atracciones cercanas, como la Casa Quinta Museo de Bolívar y la Torre Colpatria.
Se puede acceder a la montaña todos los días. Consulta el sitio web oficial de la montaña para obtener información sobre el horario del teleférico, el funicular y el sendero. El domingo suele estar bastante abarrotado, ya que la montaña se llena de peregrinos que visitan el santuario.
