Hoteles históricos en Llançà

Proobablemente, los lugares históricos de Llançà ya formen parte de tu itinerario de viaje. ¿Por qué no aprovechas tus días en este destino par admirar sus playas?

Hotel La Goleta es un hotel disponible en Expedia que te encantará si te apasiona la historia y, además, cuenta con aparcamiento gratuito y un snack-bar o delicatessen. Otras opciones donde puedes empaparte de la historia local son Hotel Grifeu y Alberg Costa Brava.

Llançà ofrece 579 hoteles y otros alojamientos disponibles en Expedia, pero no cuenta con muchos hoteles catalogados como históricos.

Esta ciudad cuenta con rincones magníficos, como Playa de La Farella, Playa Grifeu y Cala Bramant. Puedes añadir estas dos paradas a tu itinerario: Cap de Creus y Golfo de León.

Al elegir un hotel histórico, puedes pasar tus vacaciones en un edificio que goza de un reconocimiento por su valor histórico. Un castillo, una mansión, un palacio, o incluso una antigua comisaría o un rascacielos pueden considerarse un hotel histórico, siempre y cuando tengan cierto interés. La arquitectura tradicional o la decoración de época que se aprecia en los espacios compartidos o en las habitaciones de los hoteles históricos de Llançà crea una atmósfera muy característica.

“Hotel patrimonial” se usa más en algunas regiones, mientras que en otras se utiliza “hotel histórico”, aunque ambos son bastante parecidos. El edificio y la arquitectura son los aspectos destacados de los hoteles históricos. En el caso de los hoteles patrimoniales, lo más importante es su valor cultural y su contribución a la comunidad.

Los hoteles cuentan con las medidas de seguridad y los servicios modernos que necesitas, aunque se haga todo lo posible por conservar la decoración tradicional y las fachadas originales. Las instalaciones y servicios que se pueden esperar de un hotel, como Smart TV, wifi y baños con todas las comodidades, también suelen estar disponibles en los hoteles históricos. Puedes dar por hecho que reservar un hotel histórico en Llançà no significa alojarse en un lugar anticuado o incómodo.