La península de Gargano se une con el mar Adriático en una zona conocida como “la espuela”, sobre el talón de la bota de Italia. Se trata de un enorme parque nacional que cuenta con playas kilométricas, pueblos encalados que se aferran a las colinas y regiones boscosas.
Con sus diferentes ecosistemas, la península de Gargano es un lugar excelente para vivir aventuras al aire libre. Camina por los senderos de la Foresta Umbra, entre los arces, fresnos y cedros. Relájate en las playas de Vieste y da una vuelta en barco desde el puerto para visitar las cuevas marinas que están en los alrededores. Podrás hacer largas caminatas por la costa, entre riscos escarpados, mientras contemplas las vistas del mar Adriático. En el lago Lesina y el lago Varano, que son de agua salada, se puede practicar una gran variedad de deportes acuáticos.
Visita también los pueblos antiguos de la región. Por ejemplo, el pueblo de Cagnano Varano, situado sobre una colina, donde encontrarás una catedral del siglo XVII y el palacio Baronial, que data de la época de los normandos. Cerca de allí puedes visitar una cueva convertida en iglesia, consagrada en el siglo V.
En Manfredonia verás iglesias antiguas, un castillo del siglo XIII y un puerto. Visita el pueblo de Peschici, ubicado sobre una colina, y haz una parada en el santuario de Nuestra Señora de Loreto. Según la leyenda, unos pescadores que sobrevivieron a una tormenta la construyeron como acto de devoción. Pasea por los angostos callejones antiguos de Mattinata y observa las ruinas de una villa romana.
Uno de los destinos más populares de la península es el santuario del Padre Pío, en San Giovanni Rotondo. Cada año, millones de peregrinos católicos acuden a él para visitar la tumba del santo Padre Pío, un monje místico muy venerado.
Aunque la forma más fácil de moverte por la península de Gargano es alquilando un coche, también hay autobuses que pasan entre algunos de estos pueblos.