La oferta de viajes al lago de Neuchâtel es muy amplia y este castillo suele incluirse en todos ellos, ya que destaca como un faro en una pequeña colina rocosa situada en el centro de la ciudad homónima. Desde sus ventanas podrás disfrutar de vistas panorámicas del lago y las montañas circundantes.
Se estima que los elementos del actual edificio tienen al menos mil años de antigüedad, y muchos creen que fue un regalo de RodolfoIII de Borgoña a su esposa en el año1011. Gracias a las reformas que se han realizado en la estructura a lo largo de los siglos, el castillo representa hoy un inmenso patrimonio cultural e histórico.
Se llega hasta él a través de un bonito paseo de subida por un laberinto de calles empedradas y edificios de piedra arenisca del casco antiguo de Neuchâtel, durante el cual podrás apreciar cómo esta regia estructura domina el paisaje urbano. A medida que subas, irás viendo la ciudad cada vez más pequeña y el castillo más y más grande. Gran parte del recinto acoge las oficinas gubernamentales del cantón de Neuchâtel y solo se permite conocer el interior a los turistas con una visita guiada. Puedes consultar con antelación cuándo se llevan a cabo estos recorridos, durante los cuales se ofrece información sobre el castillo y su historia.
Tanto si logras acceder como si no el día de tu visita, merece la pena subir para admirar la majestuosa arquitectura del edificio, con una serie de finas torres, una intrincada mampostería, tejados altos con agujas y persianas de colores. Además, aquí y allá verás los diferentes escudos de armas de los condes que lo han habitado.
Aparta la mirada del castillo para contemplar las magníficas vistas que ofrece desde su elevada posición de toda la ciudad, hasta el lago Neuchâtel e incluso los Alpes a lo lejos. En la parte posterior del castillo se alcanza a ver el macizo del Jura. Concluye la visita en la Colegiata, que se eleva majestuosa junto al castillo.
Los recorridos guiados por el Castillo de Neuchâtel se realizan de abril a mayo durante las tardes de los fines de semana y festivos, y todas las tardes de junio a septiembre, excepto los lunes. No se permite el acceso de visitantes al recinto durante los meses de invierno. La entrada es de pago. Puedes llegar hasta aquí a pie, en autobús o en tranvía, ya que el tráfico de automóviles está limitado en las estrechas calles de la ciudad.