La playa de Brighton es un popular destino costero que bulle de actividad durante los meses estivales. Aquí podrás dar un paseo junto al mar, montar en atracciones de feria en un muelle victoriano o unirte a la animada atmósfera de los cafés, los restaurantes y los clubes.
La costa está cubierta de grandes guijarros y el agua a veces está muy fría, pero la playa sigue siendo muy popular entre los bañistas y los aficionados a los deportes acuáticos. Prueba el windsurf, la vela, el kayak o el wakeboard, o, sencillamente, siéntate a observar a los que lo practican desde la comodidad de la orilla. En el extremo este de la playa encontrarás una sección para naturistas. Esta zona abrió en 1980 como la primera playa pública naturista oficial del Reino Unido.
Recorre el paseo marítimo y refréscate con un helado. Encontrarás muchos puestos a los largo de la playa. Comprobarás que por la noche hay tanta gente como de día, ya que lugareños y visitantes acuden para disfrutar del amplio abanico de clubes y bares.
Brighton es una de las pocas playas inglesas que siguen ofreciendo los llamados Punch and Judy, espectáculos tradicionales de marionetas bufonescas muy típicos de ciudades costeras. Si quieres ver uno de ellos, acércate al barrio de pescadores.
También te recomendamos visitar el muelle de Brighton, inaugurado a finales del siglo XIX. Este bello rincón acoge atracciones de feria clásicas y adrenalínicas, un restaurante que ofrece el típico pescado con patatas y varios bares. Si te gusta la naturaleza, visita el Sea Life Center, situado al lado del muelle. Según se dice, es el acuario en activo más antiguo del mundo, ya que abrió sus puertas en 1872.
Una de las mejores épocas del año para visitar la playa es durante las celebraciones del solsticio de invierno, en diciembre. El festival incluye la iluminación de farolillos caseros hechos de bambú y papel. Antes del evento, puedes acudir a talleres para fabricar tu propio farolillo o, si lo prefieres, puedes escoger uno en una de las tiendas locales.
La playa de Brighton se extiende de un lado a otro de la ciudad. Puedes llegar a pie desde cualquier punto de Brighton, y está muy bien conectada también por transporte público. Si llevas coche, puedes dejarlo en uno de los aparcamientos de pago del paseo marítimo.