Sus torres renacentistas, sus murallas medievales y sus bonitos tejados, que crean un impresionante mosaico de tonos rojos, han contribuido a ampliar su merecida reputación como una de las ciudades más fotogénicas del norte de Italia. Sin embargo, mientras que en Florencia, Milán y Venecia encontrarás grandes multitudes de turistas, si viajas a Bolonia podrás disfrutar de una atmósfera íntima y local. Bolonia alberga la universidad más antigua de Europa, y su gran población estudiantil anima la vida nocturna. La historia de Bolonia es larga y fascinante, pero su escena cultural contemporánea no se queda atrás, ya que ofrece algunos de los mejores restaurantes, galerías y festivales de Italia.
Bolonia es preciosa durante todo el año, pero si quieres contemplar la famosa imagen del sol que baña los tejados y las calles de la ciudad, visítala en abril u octubre. Pero si encuentras una buena oferta de viaje a Bolonia en invierno, aprovéchala: te encantará atravesar sus famosos pórticos, que permiten recorrer el centro de la ciudad independientemente del tiempo que haga. A través de ellos podrás llegar a las principales atracciones de la ciudad, como la torre Asinelli y la torre Garisenda, las famosas torres gemelas renacentistas de Bolonia.
La comida es una de las principales pasiones de los italianos, por lo que el hecho de que Bolonia se considere la capital gastronómica de Italia debería ser por sí solo un motivo para visitar esta ciudad. Gracias a la excelente calidad de los productos y a la importancia que se le da a la cocina, es muy difícil comer mal en Bolonia. Déjate guiar por el instinto o por las masas: las pizzerías y trattorias con más clientes serán probablemente las mejores de la zona. Y no puedes perderte los auténticos espaguetis a la boloñesa: es aquí donde nació la exquisita receta de pasta con salsa de tomate y carne que se ha hecho famosa en todo el mundo.
Bolonia está bien comunicada con las principales ciudades italianas gracias a la red de trenes de alta velocidad de Italia, pero también es de fácil acceso para visitantes de otros países con su aeropuerto internacional. Una vez en la ciudad se pueden utilizar los autobuses, taxis o caminar, pero si quieres explorar la ciudad como un auténtico boloñés, lo mejor es alquilar una bicicleta.