La basílica de San Marino es una de las iglesias con mayor importancia histórica y religiosa de esta pequeña nación. Admira esta obra maestra de la arquitectura, que pone de relieve la maestría del arquitecto boloñés Antonio Serra. La basílica de San Marino se terminó de construir en 1825, tras trece años de obras. Se alza sobre el terreno de una antigua iglesia del siglo V.
En la parte externa de la iglesia se observa la fuerte influencia del estilo arquitectónico neoclásico. Las ocho imponentes columnas corintias del pórtico evocan la imagen de un antiguo templo. Podrás ver la siguiente inscripción latina sobre las columnas: Divo. Marino. Patrono. Et Libertatis. Avctori. Sen. PQ.Significa: "San Marino, padre del país, portador de libertad para el senado y el pueblo".
En el interior descubrirás tres naves rodeadas por una serie de columnas corintias. Busca las estatuas de Cristo Redentor y los 12 apóstoles. Fíjate en el espléndido suelo de mosaicos y la detallada decoración de la bóveda. Podrás admirar también el trono de los capitanes regentes, del siglo XVII.
La iglesia cuenta con siete altares, uno de ellos dedicado a María Magdalena. Este altar está decorado con el cuadro Noli Me Tangere de Elisabetta Sirani. Dirígete al altar principal para ver la urna donde se conservan las reliquias de san Marino, santo patrón y fundador de San Marino. Observa la escultura del santo realizada por Adamo Tadolini.
Situada en la Piazza Domus Plebis, la basílica de San Marino se encuentra a pocos pasos de la Piazza della Libertà y otras importantes atracciones de la ciudad. Junto a esta iglesia se alza la iglesia de San Pietro, del siglo XVI. En su interior podrás admirar un altar de mármol y una estatua de san Pedro, obra del escultor piamontés Enrico Saroldi.
Tanto la basílica de San Marino como la iglesia de San Pietro abren todos los días y son lugares de culto. Para visitarlas, permanece en silencio y muestra respeto.