La bahía de Halong es una de las atracciones turísticas más famosas de Vietnam, gracias a un paisaje natural espectacular. Explora la bahía cómodamente en un “junco”, un velero de madera tradicional. La belleza de la bahía, incluida en la lista de patrimonio de la UNESCO, se debe principalmente a los miles de islas de piedra caliza que emergen del mar.
La bahía de Halong se encuentra a 150 kilómetros al este de Hanoi. En el muelle de Bai Chay, a tres horas en coche, puedes contratar una vista guiada con la mayor de las comodidades y alojamiento previamente concertado. También puedes llegar hasta la bahía en minibús o tren e intentar conseguir en la zona una oferta de última hora para un viaje en barco.
Puedes seguir a un guía a través de las cuevas iluminadas o escalar las rocas de los islotes. Los escarpados riscos pueden alcanzar hasta los 90 metros de altura. Si deseas pasear en kayak por la bahía, puedes alquilar el equipo en una de las cabañas flotantes. La mayoría de las visitas también pasan por la casa flotante de algún pescador para disfrutar de un almuerzo a base de ngan frescas: unas almejas al estilo vietnamita. Compra frutos frescos y secos a los vendedores ambulantes que pasan remando.
Si quieres llegar a las islas más remotas, lo mejor es realizar un crucero nocturno. En las islas Tuan Chau y Cat Ba puedes practicar deportes de aventura y disfrutar de playas artificiales. Admira la puesta de sol y observa cómo la bahía adquiere un halo etéreo con la plateada luz de la luna. Sumérgete para ver el efecto luminoso de tus movimientos en las aguas fosforescentes.
De vuelta a tierra, visita el elegante puerto deportivo de la bahía de Halong y el delfinario cercano, o toma un taxi hasta el templo Nha Tho Hon Gai.
Se recomienda visitar la bahía de Halong entre marzo y octubre. La intensa niebla del invierno dificulta la visibilidad, aunque constituye en sí misma un espectáculo inquietante. Cuando la niebla se eleva lentamente y deja ver las formas de la bahía, es fácil imaginar que los picos escarpados son gigantes bonachones que habitan un paisaje imaginario, fuera de este mundo.