Situado en el suroeste de Francia, en el departamento de Gironda, Arcachón se desarrolló en el siglo XIX gracias a la popularidad de los baños en el mar. Posteriormente comenzó a atraer a visitantes de toda Europa, que acudían a las majestuosas y pintorescas villas del barrio de Ville d'Hiver.
Además de un clima bastante agradable, Arcachón también es célebre por su bahía, sus ostras y su estilo de vida tranquilo. Como complejo turístico de primer orden, la localidad atrae a quienes desean disfrutar de una escapada romántica o de unas tranquilas vacaciones en familia.
La llamada Ile aux Oiseaux, la “isla de los pájaros”, está situada en el centro de la bahía de Arcachón y alberga dos famosas cabanes tchanquées, unas cabañas de madera que se apoyan sobre pilotes. Lo mejor para recorrer este islote es reservar una excursión en barco. Así podrás ver también las aldeas de pescadores que salpican la bahía, los lechos de ostras, Cap Ferret y la Duna de Pilat.
Si eliges uno de los paquetes de vacaciones en Arcachón, no puedes perderte esta última visita, la duna de arena más grande de Europa, con 100 metros de altura, casi dos kilómetros y medio de longitud y unos 60 millones de metros cúbicos de arena. Se encuentra situada a la entrada de la bahía y es muy fácil llegar en autobús desde la estación de Arcachón. Una vez allí, puedes subir hasta la cima y cruzar la cresta, o incluso practicar parapente o deslizarte por ella.
Cap Ferret, un municipio de Arcachón muy próximo a esta localidad, también merece una visita. Aquí verás lujosas villas bordeando la costa y un faro de interés cultural abierto al público. Sus 258 peldaños permiten acceder a vistas fabulosas del océano, la bahía de Arcachón y la península.
Si te gusta el pescado y el marisco fresco, los viajes a Arcachón están hechos para ti. Podrás elegir entre ostras jugosas, caviar de esturión, mejillones, vieiras y anguilas de la bahía, entre muchas otras especialidades, y disfrutarlos en pequeños restaurantes con mesas sobre la arena, o bien en el paseo marítimo próximo al muelle de Thiers, con la bella puesta de sol como telón de fondo y una buena copa de vino local para regarlo todo. Como ves, la vida es un auténtico regalo en Arcachón.