En Chenonceaux podrás contemplar una arquitectura majestuosa, obras de arte exquisitas y bellísimos jardines. Recorre las tranquilas calles llenas de cafés y pastelerías y visita la bonita capilla. Aunque es célebre por el espectacular castillo cercano, el pueblo en sí es una delicia por descubrir, y sus habitantes, gente cálida y agradable.
De camino hacia la iglesia de San Juan Bautista, al oeste, fíjate en el exquisito rinoceronte de metal de la tienda de antigüedades de la rue Bretonneau. Ya en la capilla, un pequeño templo que se diseñó en estilo románico en el siglo XII pero no se construyó hasta el XVI, fíjate en la fachada, sencilla pero bella, y en el ábside semicircular del interior, iluminado con la luz que se filtra por las vidrieras policromadas.
Después, disfruta de los pasteles recién hechos de alguna pastelería local o descansa con un café antes de atravesar las vías del tren y adentrarte por bosques tranquilos para llegar al castillo de Chenonceau, que eleva su silueta misteriosa sobre el río Cher. El edificio principal es una fortaleza de torres blancas y chapiteles afilados, y alberga un elegante mobiliario y tapices flamencos únicos del siglo XVI. Dedica algo de tiempo a recorrer los ornamentados jardines antes de visitar la galería principal. Esta impresionante obra arquitectónica se sustenta sobre una serie de arcos que se construyeron sobre el río. En su interior, los muros están cubiertos de pinturas de grandes artistas europeos como Rubens, Murillo y Poussin.
Con la puesta de sol, emprende el camino de vuelta al pueblo para disfrutar de una buena cena. En los distintos restaurantes encontrarás gastronomía tradicional francesa a base de pescado y carne, que se cocinan con un nivel de perfección exquisito. Después, disfruta de una bebida y charla con los lugareños en alguno de los acogedores bares locales. Si te alojas en una de las pensiones del pueblo, todas ellas a poca distancia del centro, el paseo de vuelta por las tranquilas calles es siempre muy agradable.
Chenonceaux está situada en el departamento de Indre-et-Loire, en el centro de Francia. Puedes llegar en tren desde, por ejemplo, París, a unas dos horas al norte.
Si encuentras una oferta de viaje a Chenonceaux, no la dejes escapar: podrás adentrarte en la campiña francesa y contemplar uno de los castillos más bellos del país.