Al llegar al complejo, dedica unos momentos a contemplar lo que te rodea. Verás bosques naturales antiguos, nieve polvo fresca y un manto blanco inmaculado esperando a que dejes tu huella. Este destino invernal de 1.700 hectáreas ofrece todo lo que esperan los aficionados al esquí y el snowboard más experimentados. Pero, si necesitas algo de ayuda con tu nivel, también encontrarás clases con profesionales expertos y equipo de alquiler a punto.
Adéntrate en el paisaje alpino salvaje con una excursión de esquí en snowcat. O atrévete a tocar el cielo y a practicar heliesquí, una especialidad de la Columbia Británica. Y, con las expediciones de esquí fuera de pista por Kootenay que se organizan de forma personalizada en Red Mountain, podrás tener una ladera de montaña para ti solo. Recorre 40 kilómetros de rutas de esquí a campo traviesa.
La localidad de Rossland está muy cerca de la estación, y es muy popular entre los aficionados a la naturaleza. Si la visitas en verano, podrás practicar tus mejores golpes en el campo de golf o recorrer las frondosas tierras altas en bicicleta. También puedes subir el nivel y bajar a toda pastilla por las numerosas rutas de ciclismo de montaña. Y deja tiempo para caminar por las zonas vírgenes de los bosques y disfrutar del aroma de los pinos.
Rossland también es un lugar fantástico para pasar un día tranquilo bajo el sol estival. Si aprieta el calor, cobíjate en Rossland Brewery y saborea una pinta de cerveza artesanal. O participa en una visita con cata a los viñedos de Kootenay. Las docenas de lagos que te saldrán al paso en esta región son perfectos para pescar. Después, prepara la comida en la cocina bien equipada de tu cabaña.
Para llegar, puedes tomar un avión hasta Calgary, Alberta, y después un enlace a Castlegar, a 35 minutos en coche de Red Mountain. Rossland ofrece opciones de alojamiento para todos los presupuestos, desde establecimientos a pie de pista hasta moteles y apartamentos de lujo.
Tanto si visitas la estación para una escapada o para unas vacaciones más largas, si vas en invierno no debes perderte una noche de esquí a Le Petit Fromage. Se trata de una excursión a campo traviesa durante dos kilómetros que termina con una cena de tres platos a la luz de las velas con una fondue de quesos franceses.