Casas de campo

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Imagínate a ti mismo sentado alrededor de una hoguera, calentándote los pies tras una caminata y saboreando un delicioso chocolate caliente. Visualízate contemplando el espectacular paisaje de los Apalaches desde un porche de madera mientras te balanceas en tu mecedora. Considera la idea de alojarte en un bonito refugio en los Alpes, donde pinares y lagos asoman entre las cumbres, o planifica una escapada a la costa de Reino Unido, donde cada mañana podrás observar acantilados rocosos y olas rompiendo en la orilla. Todo esto y mucho más es posible gracias a las casas de campo, un tipo de alojamiento hecho a la medida de quienes desean fundirse con el entorno, disfrutar de aventuras y distanciarse un poco de los viajes de siempre.

Existen casas de campo de todo tipo, con una gran variedad de estilos y personalidades. Por ejemplo, seguramente, una casa de campo en Ciudad del Cabo no se parecerá mucho a otra en Lago Tahoe. La primera estará situada entre las cumbres revestidas de matorrales de fynbos y las bodegas de la Ruta del Vino de Franschhoek (la casa de campo de 4 estrellas Rose Cottage, con piscinas y zonas de barbacoa, es un alojamiento único), y en la segunda estarás cerca de las pistas de esquí o los serpenteantes senderos flanqueados por pinos que ascienden hacia la Sierra Nevada californiana. También puedes alojarte en casas de campo clásicas inglesas enclavadas en el Distrito de los Lagos o sobre las impetuosas playas de Devon. En Estados Unidos también encontrarás opciones para disfrutar de las escapadas rurales, como las casas de campo de Fredericksburg, donde puedes catar vinos tintos y blancos texanos y visitar ranchos rústicos (si te apetece una buena dosis de encanto bucólico, no te pierdas la lujosa oferta de Vineyard Trail Cottages). Existen innumerables alojamientos de estilos similares por todo el mundo, desde los picos montañosos de Francia hasta las colinas de la Toscana, las planicies de Polonia o la naturaleza salvaje de los parajes escandinavos.

En lo que a estilo se refiere, las casas de campo tienden a evocar el espíritu del entorno en el que se sitúan. En las escapadas a la montaña encontrarás alojamientos revestidos en madera de pino, con techos a dos aguas construidos con vigas de madera. Las casas de campo costeras pueden estar encaladas y disponer de una construcción robusta para soportar los vientos de los océanos Atlántico y Pacífico. En el bosque, las casas de campo pueden estar cubiertas de musgo y rodeadas de altas secuoyas. El alojamiento en una casa de campo ofrece una experiencia de inmersión y autenticidad difícil de conseguir en un hotel urbano clásico. Ya sea por las asombrosas vistas, los jardines de rosas cuidados con esmero, los viñedos cercanos o las características arquitectónicas tradicionales de sus interiores, puedes estar seguro de que una estancia en una casa de campo no te dejará indiferente.