La Torre de Belém es una impresionante estructura que se eleva junto al río Tajo en la capital portuguesa. Esta fortificación ornamentada se construyó hace más de 500 años para proteger la urbe ante cualquier nave hostil que subiera por el río. Si miras hacia la orilla opuesta desde la terraza de la torre, verás el fuerte de San Sebastián, otro conjunto defensivo. Gracias a estas dos torres, a los buques de guerra enemigos les fue imposible atacar con éxito la ciudad.
Construida entre 1514 y 1520, la Torre de Belém tiene aspecto de cuento y una gran influencia morisca, e incorpora elementos medievales y militares.
La entrada al edificio se encuentra al otro lado del puente levadizo que lo conecta con la orilla. Se cree que el rinoceronte tallado en la base de una de las torretas representa un animal vivo que un gobernador indio envió como regalo a Lisboa. Al cruzar dicho puente levadizo, te encontrarás sobre el baluarte, equipado con 17 cañones que apuntan hacia el Tajo. La ubicación estratégica de este armamento permitió que sus balas salvaran el agua y llegaran más allá. Justo aquí, debajo de tus pies, se esconden las mazmorras.
Si subes la escalera hasta la terraza del baluarte, podrás contemplar seis torretas con ventanas de vigilancia y una abertura central para ver el piso de abajo. Te recomendamos dedicar unos momentos a disfrutar de las vistas de la torre desde aquí, las mejores de toda la fortaleza, ya que se pretendía impresionar a las tripulaciones de los barcos que se acercaban a Lisboa.
Otra escalera te llevará hasta la Sala del Gobernador. A pesar de su nombre, los dirigentes no se alojaban aquí, sino en un palacio en los alrededores. No te pierdas la estructura octogonal que se usaba para recoger el agua de lluvia a fin de almacenarla en un depósito debajo. Esta estancia también tiene acceso a las torretas y a más tramos de peldaños que conducen a la parte superior del edificio.
También puedes subir hasta la habitación del Rey, que acoge un balcón con vistas espectaculares del río. El resto de las paredes de esta estancia incluyen ventanas de estilo veneciano. Ya solo te quedará visitar la Sala de Audiencias y la Capilla para recorrer todas las dependencias de la Torre de Belém. Y un dato curioso: los agujeros ubicados en el suelo de los balcones permitían lanzar objetos pesados sobre las cabezas de los atacantes.